Una rosa
- 22 diciembre, 2021
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Más o menos en el sitio donde nos dijeron que habían encontrado tu cuerpo sin vida, y más o menos sobre la hora en que supimos que estabas muerta y nos reventó el alma, cada 23 de diciembre desde hace cinco años, repetimos el mismo ritual. Una rosa, unas flores, en tu honor, en tu memoria para que donde quiera que estés, sepas que no nos olvidamos de ti y en tí, de cada una de las mujeres a las que les arrancaron la vida los que no saben que amar no es poseer, los que no aceptan un no por respuesta, los que no entienden que las relaciones terminan y las rupturas duelen y se superan. No matan.
Cada 23 otra vez las dudas, los miedos. Luego los recuerdos, las horas posteriores, la rabia, el odio, el cansancio de la espera sabiendo que no hay nadie a quién esperar porque no vas a volver. Porque tu adiós fue un adiós sin despedidas. Decirte adiós sin poder tocar tus manos frías, apartar el pelo que posiblemente cayera sobre tu frente, sellar tus labios, secos, con un beso. Tocar tus heridas, darte ese último abrazo que tú ya no sentirías. Cinco minutos en silencio, mirando la rosa que dejamos caer entre las piedras que aún cubren tu sangre y todo ese dolor se hace presente.
Y después de dejar la rosa, desandar el camino de la muerte para volver a la vida, la que seguimos disfrutando juntos pero sin tí. Volver a las luces, los regalos, la ilusión, los villancicos, la Nochebuena , las copas rotas y las panderetas y cerrar los ojos para poder oír tu risa, tu voz, que no desaparece de la memoria.
Esta no es la postal navideña que había imaginado para un mes de diciembre en el que posiblemente estemos más necesitados de esperanza que nunca. Los pampanitos no son verdes sino de color violeta. Pero no encuentro mejor modo de pedir que cuando en estos días nos deseemos AMOR Y PAZ, lo hagamos con fuerza, desde el corazón, con la boca llena y el convencimiento pleno de que es posible cambiar. AMOR Y PAZ, no es lo que toca, no se trata de rellenar tarjetas, de enviar whatssaps con prototipos de deseos. AMOR Y PAZ son el destino. A ellos llegaremos educando en el respeto, fomentando la autoestima, la independencia. No es cierto que existen amores que matan. Eso no es amor.
Pronto será 23 y tendrás tu rosa. Y alzaremos una copa para brindar por una Feliz Navidad, y por tí, M.D.E. y por tantas mujeres con vidas rotas.
¡Feliz Navidad, corazón, y que suene la Zarzamora!