Un lugar para la esperanza

  • 6 agosto, 2021
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Un lugar para la esperanza

En las últimas semanas estamos asistiendo a la constatación de que la insolidaridad, la falta de civismo, la irresponsabilidad y el egoísmo de la condición humana no tiene límites. No importa las recomendaciones que, un día sí y otro también, lanza la comunidad científica a través de medios de comunicación y redes sociales. La creencia de algunos, de muchos, de que esto ya se ha acabado o de que la cosa no va con ellos, está provocando que una situación que parecía controlada ―ya sabemos que ese control no es más que un constructo psicológico para hacernos sentir mejor—, se nos vuelve a ir de las manos, como demuestran, por ejemplo, las medidas restrictivas que se han visto obligadas a tomar algunas comunidades como forma de parar lo que se nos viene encima.

No es algo exclusivo de nuestro país, como tampoco lo es de los jóvenes, aunque las imágenes de botellones, fiestas y concentraciones varias sin ningún tipo de precaución ni medidas de seguridad así lo pongan de manifiesto. Pero es evidente que, bien porque todavía no han sido vacunados, bien porque se han desinhibido más allá de lo que sería recomendable, la cuestión es que el virus se ha cebado especialmente con ellos.

Esa significativa subida en el número de contagios en la franja de edad que va de los 12 a los 19 años ―789 casos por cada cien mil habitantes a fecha de 8 de julio— es todavía mayor en la horquilla que comprende los 20 y los 29 ―911 casos—, lo que deja muy claro por dónde llega el descontrol.
La publicación de los datos, escalofriantes sin duda, vinieron a coincidir en el calendario con tres noticias locales que pasaron más desapercibidas de lo que deberían y en las que también los jóvenes eran los grandes protagonistas.

La primera de ellas, la concesión a tres estudiantes villenenses ―Aitana López García, del IES Hermanos Amorós, María Rodríguez Hernández, del Navarro Santafé, y Héctor Sanjuán Reig, de Las Fuentes— del premio “Futuro” convocado por la Universitat Politècnica de València en su Campus de Alcoi. Dicho galardón busca reconocer el esfuerzo de aquellos que tratan de labrarse un futuro a través de los estudios y en esa línea están estos tres jóvenes de los que nos podemos sentir muy orgullosos.

Este reconocimiento venía a unirse al recibido por Silvia Domene Camarasa unos días antes, ya que había sido considerada una de las mejores graduadas de España en Arquitectura según el ranking elaborado por la Sociedad Española de Excelencia Académica.

En otro ámbito, el deportivo, el nadador Álvaro Suárez, conseguía para el Club Natación Villena dos medallas ―plata en cien libres y bronce en cuatrocientos libres— en el Campeonato Autonómico Infantil celebrado en Castellón. Dichas medallas venían a sumarse a las nueve cosechadas por Javier Marí, Daniel Blanes, Pablo Blanes y Sergio Martínez una semana antes en el Alevín.

Por último, y no por ello menos importante, el equipo Roboluti_ON perteneciente al IES Hermanos Amorós recibía, de manos de la Universidad de Alicante, la última de las muchas distinciones con que ha sido valorado su último proyecto: una bicicleta adaptada tecnológicamente para que las personas con diversidad funcional puedan disfrutar de la actividad física.
A poco que se indague sobre el proyecto, se constata que detrás hay mucho trabajo, una escrupulosa y metódica fase de planificación, un estudio detallado de las necesidades, un proceso laborioso y gratificante. Pero sobre todo, hay cariño, mucho cariño y una enorme sensibilidad por parte de los estudiantes y sus profesores. No nos puede extrañar que este magnífico equipo recibiera el Premio Fundación Scientia en la competición de robótica First Lego League en la edición de este año por dicho proyecto.

Solo hace falta echar un vistazo rápido a medios y redes sociales para dejarse contagiar por el abatimiento. Pero si escarbamos, si vamos más allá, si leemos esa pequeña esquinita en la penúltima página del periódico o atendemos a los tres segundos que se les concede en el informativo de turno, encontraremos pequeños grandes tesoros como los que nombramos en este espacio. Será entonces cuando nos demos cuenta que todavía hay lugar para la esperanza.

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  • Precioso artículo, lleno de verdad, lleno de corazón.

  • Emocionante. Grandes todos!

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