Promesas- Propaganda
- 15 noviembre, 2021
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Concejalas no adscritas
Los políticos, muy a menudo y de forma mucho más usual de la que deberían, se dedican a hacer promesas, anuncios de todo tipo y con toda la espectacularidad y notoriedad que puedan, sobre acciones a implementar, sobre decisiones que tomarán ante situaciones que no se analizan lo suficientemente bien antes de anunciarlas, obras que se ejecutarán, muchas de ellas cuanto más grandiosas y espectaculares mejor, aunque no sean las más necesarias o no se hayan estudiado seriamente y con minuciosidad, subvenciones que se darán a personas, colectivos o asociaciones para el desarrollo de alguna actividad o acción determinada, etc.
Esta forma de actuar de los políticos normalmente genera expectativas a muchas personas que ven como parece ser que su problema se va a solucionar pronto, que su asociación va a conseguir ejecutar su programa de actividades o que como persona va a poder realizar la actividad deportiva, cultural, social o empresarial que tenía programada, y que necesitaba de esa ayuda, de ese impulso para llevarla a cabo.
Las promesas y noticias en primera plana de todas estas acciones provocan expectativas en los beneficiarios de las mismas y en toda la población de una forma inmediata, y en el político una satisfacción falsa por creerse que consigue con esas palabras que la gente a quien dirige su discurso, se lo aplauda y se lo agradezca efusivamente.
Pero esta situación puede ser engañosa y preocupante, si se queda solo en humo, en brindis al sol, o si no se ejecuta o implementa en el tiempo correcto para que su efectividad sea la que se busca. Por desgracia la mayoría de las veces es así, y los políticos abusan o abusamos mucho de ello.
Ejemplos sobre esta forma de actuar hay demasiados. Hace más de un año, desde Consellería, tanto el Conseller del área, como el mismo Presidente de la Generalitat, anunciaban que la decisión sobre donde se realizaría la construcción del Puerto Seco se conocería a principios de este año 2021, pasado casi un año seguimos esperando la decisión. Las infraestructuras anunciadas a bombo y platillo siguen sin empezar, y lo que es mucho más preocupante las subvenciones concedidas a nuestras asociaciones, a nuestros clubes, a nuestros deportistas y emprendedores, que requieren de un proceso tedioso. Los retrasos con los que se abonan dichas subvenciones provocan el hartazgo entre los beneficiarios que tienen que anticipar normalmente ellos mismos la ayuda prometida.
No debemos ni tenemos que olvidar, que los políticos somos gestores de los bienes que las personas, que los vecinos y vecinas de las ciudades generan para su territorio con sus impuestos. Ningún político trabaja y actúa con su propio dinero, sino con el de todos y todas las personas que lo aportan para el bien común. No podemos utilizarlo vagamente, no podemos anunciar las acciones a realizar como si se tratase de algo que hacemos nosotros y nosotras, y que se lo ofrecemos a la ciudadanía como si les regaláramos algo.
Que no se nos olvide, tenemos que analizar bien las situaciones y gestionar con eficacia los recursos, y no quedarnos en la mera propaganda y en promesas que no vayamos o podamos cumplir.