Premio Nobel de la Paz: Obama sí, Gandhi no

  • 15 diciembre, 2009
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Premio Nobel de la Paz: Obama sí, Gandhi no

¿Sabían ustedes que Gandhi nunca recibió el premio Nobel de la Paz? ¿Sabían que Hitler y Stalin fueron propuestos al galardón, aunque afortunadamente no evaluados por su comité? Yo no, pero desde el día que incorporé a mi conocimiento las noticias, pienso cada instante en la incoherencia del ser humano.

Según el último informe del Organismo de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, más de 1.000 millones de personas en el mundo padecen hambre crónica. Almas que luchan día a día, agónicamente y sin descanso, por algo tan trivial para nosotros como es el hecho de poder comer. Otros cientos de miles de seres humanos, siguen inmersos en guerras olvidadas por occidente, que dejan numerosos desplazados y sin hogar, e incontables muertes inocentes gracias al odio y la intolerancia. 

Inherentes a estas tragedias, existen personas que trabajan de forma altruista generalmente, por la erradicación de la pobreza y la violencia, y por la justicia global. Por un mundo más justo y solidario. Mujeres y hombres que merecen un sincero reconocimiento gracias a la labor que desarrollan, pero que los premios Nobel soslayan en muchas ocasiones.

El mundo opulento se reunió el pasado 10 de diciembre, en Oslo, para hacer entrega del Premio Nobel de la Paz. Sin tapujos, la mayoría de los invitados asistieron al acto ataviados con joyas millonarias, y con ropas de los diseñadores más exclusivos y de cuyos escandalosos precios no se habla. Un verdadero paradigma de hipocresía y despropósito, y un insulto a los verdaderos merecedores del premio Nobel de la Paz que viven y trabajan en la austeridad.

Barack Obama, trufado de nuevas ideas, algunas de las cuales loables, representa la continuidad política en las dos guerras que absurdamente inició su antecesor, apoyado por varios colegas egoístas, que han dejado un legado de miles de inocentes muertos. Tan sólo en Irak, se estima que han perecido este año más de 4.000 civiles, cifra similar al número de militares estadounidenses fallecidos desde el inicio de la invasión. Tragedias todas ellas con nombres y apellidos, a las que hay que sumar las de Afganistán, que también han sufrido desgraciadamente los militares españoles. Pero sobretodo, cabe alertar de las guerras no incluidas en las agendas de los países ricos, simplemente porque no hay intereses económicos para dichas potencias occidentales. Conflictos igualmente olvidados en los medios de comunicación, y que desde estas líneas les invito a alertar sin demora.

Otros presidentes norteamericanos también han recibido el Nobel de la Paz, todos ellos con un denominador común, cual es el uso de las armas.

Para finalizar, y tras comprobar la arbitrariedad y el escaso análisis crítico del comité del Nobel de la Paz, creo que es más enriquecedor pensar en todos esos individuos y colectivos que se ocupan de la paz por medios no violentos. Desde aquí mi total fraternidad con la tarea que desempeñan. 

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