¿Por qué soy contrabandista?

  • 3 septiembre, 2010
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Últimamente he recibido clases de conversación en inglés con un vecino de La Virgen y hablando sobre un cuadro que hay en mi casa de las fiestas, me preguntó que por qué era contrabandista.

Lo primero que le respondí era que por tradición. Mi familia por ambas partes así lo eran. Mi bisabuelo materno, Rafael Gandía, era hermano de un fundador, Enrique Gandía y mi abuelo paterno, Paco Gómez (Chiles), solía desfilar con sus caballos cada año.

Podría decirse que lo llevo en la sangre, pero, sobretodo, que he crecido junto a esta comparsa.Recuerdo miles de ocasiones en que mi infancia se enlazó a los contrabandistas.

Cuando no éramos más que unos setenta socios, el almuerzo del Ecuador se realizaba en el patio de mi casa en Las Virtudes. Era maravilloso ver los preparativos: a mis padres de aquí para allá, jugar con los hijos de los compañeros de escuadra de mi padre, Los Calabreses, y formar parte de esa familia, que sin estar de moda como un tiempo después, nos lo hacíamos todo de manera casera.

Esperaba con ilusión el Contrabando, que por cierto me lo sabía de memoria, para recibir regalos como si del día de Reyes se tratara, las reuniones en mi casa, el traje de gitana y el  año que salí de madrina.

Pero no sería del todo justo sólo argumentar mi pertenencia a esta comparsa por lo que he mamado, ya que, después de dos tristes años en los que no comprendía muy bién por qué al cumplir los doce las niñas nos teníamos que conformar con ver las fiestas desde una silla, pude desfilar como mujer.

Por fin llegó el día D a la hora H y la gota fría del 89 casi nos rompe el sueño.Los ensayos en el polideportivo nos habían instruído excelentemente.

Tengo que reconocer que me amedrentaron; y descubrí lo bonito que es salir con tu comparsa, en bloque, con tu familia, a la calle.

Después todo cambió. Nos convertimos en una familia numerosa. Había mucha gente que yo no conocía. Sacábamos a desfilar a cientos de contrabandistas y pude contemplar ese auge desde mi fila de siempre, rodeada, como tantos años, de mis amigas de carroza.Hoy soy madre y he vuelto a revivir la ilusión del rito de vestirnos, del desfile de la Esperanza y de la alegría de los ojos de mi hija al sentirse parte de mi comparsa.

Tan sólo puedo concluir que sí, soy contrabandista por tradición, pero que también porque lo he decidido y me siento orgullosa de serlo.

Comienzan a formar

,las filas se inauguran de color,

ya los veo desfilar,marcando el paso con el corazón,

caderas al compás,

aplausos que a tu paso hacen temblar

tan sólo una ilusión,

empuja a cada uno a desfilar,

pues es la devoción a Nuestra Madre Celestial…

Contrabandista soy,

y al desfilar siento el orgullo de mi canción,

que dice con honor

75 años que vamos al Portón…

(Fragmento de proposición de letra para el pasodoble del 75 aniversario) 

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