Pesadilla 2020. Bando cristiano
- 29 agosto, 2021
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Los momentos más difíciles para los presidentes de comparsa
Juan Ángel Rodríguez. Estudiantes
No he tenido un momento especialmente complicado. En marzo de 2020 ya lo teníamos todo contratado, la bandas de música, los participantes en La Troya y hubo que descontratarlos.
Lo que más tensión o incertidumbre producía era la decisión para anular las fiestas. En las semanas previas se planteaba qué hacer y si nos iban a tomar por derrotistas, si se anulaban antes del mes de junio. Al final, una vez se toma a todo el mundo le queda una paz.
En esos momentos, se ven los distintos puntos de vista. La capacidad de prospectiva del futuro es distinta y hay quien le cuesta imaginarse cuál es el devenir de los hechos. Unos utilizamos más la razón y otros el sentimiento y quienes apelan más al sentimiento no querían cancelarla hasta última hora. Sin embargo, los que nos basamos más en la razón, pensamos que no se trata solo de que cuando llegasen los días de fiestas estuviera todo más o menos normal. Tiene que haber una normalidad los meses previos también.
Durante la pandemia no ha habido nada especial, más allá de la decepción típica, no saber cómo podrían reaccionar los socios. Pero, finalmente, si a la gente se le explica por qué haces las cosas, normalmente lo acepta perfectamente.
Fuensanta Martínez. Marinos Corsarios
Lo peor de todo es que es el segundo año que no tendremos fiestas patronales en Villena. El primer año, a pesar de que la situación no era halagüeña, todos tratamos de tener actividad festera aunque fuera on line, nos devanamos los sesos para mantener la ilusión y finalmente la esperanza, de que la pesadilla habría terminado en el 2021 y volveríamos a tener fiestas. Pero el 2021 llegó sin que hubiera habido grandes progresos, con continuos retrocesos y muy pocos avances.
Arrancamos nuevo ejercicio contemplando los dos escenarios posibles, con o sin fiestas. Eso, ya no era bueno. Mi mayor deseo, para este año, era que por fin me hubieran comido los nervios tan solo de pensar que me tocaba organizar las fiestas, mis primeras fiestas, reunir a mis directivos y confiarme a ellos y a su mucha experiencia. Que me temblaran las piernas, que no me saliera la voz y llorar a borbotones. Tensarme el día 5 y explotar el día 9. Según pasaban los meses, crecía la angustia porque el panorama se complicaba y la posibilidad de tener unas fiestas que no fueran las que conocíamos, para mí era un reto muy grande al que no le veía futuro. Finalmente asumíamos con resignación que tampoco habría fiestas en el 2021.
La sensación previa fue pavor a equivocarme. Pensar que hiciéramos lo que hiciéramos la decisión podía ser la mala. La inseguridad, la incertidumbre, escuchar opiniones y consejos de unos y de otros, y decidir finalmente que había que apostar por la prudencia y evitar males mayores. No es ningún consuelo que los datos sanitarios actuales nos den la razón. Es duro ver como una directiva que asumió la dirección de la comparsa durante tres años, ha visto frustradas sus ilusiones y sus iniciativas. Complicado no poder hacer planes y tener que aprovechar cualquier respiro que nos dé el virus para hacer una asamblea o un reconocimiento de cargos atípico. Es muy jodido que el trabajo del tesorero consista en hacer mil cábalas para que la situación económica de la comparsa no peligre pero tampoco se grave a los socios con cuotas que, por las consecuencias derivadas de la pandemia, sean inasumibles. Es muy triste que las cronistas tengan que escribir por segundo año consecutivo sobre unas fiestas que no han sido. Triste otra nueva ‘”prórroga” para nuestros cargos y muy triste decirle a los socios infantiles que este año tampoco podrán subir al “Coraje”, el barco más molón, ni llenarse de confetis…Duele tener que romper la promesa que nos y les hicimos: que en el 2021 volveríamos y seriamos corsarios más fuertes. Sólo queda cruzar los dedos y pedirle a todos los santos que no se cumpla aquello de ” no hay dos sin tres” y poner toda nuestra energía y positividad en el 2022. Por Villena, sus fiestas y su buena gente.
José Manuel Sam. Andaluces
Como presidente de la Comparsa de Andaluces, creo que tanto el pasado año como este 2021 no ha sido duro tomar la decisión de suspender las fiestas de Moros y Cristianos. Ha sido un acto de responsabilidad debido a la crisis sanitaria por una pandemia que afecta a todos.
Lo frustrante es que el año pasado sí celebramos actos hasta principios de marzo con el Ecuador Festero, pero en este ejercicio no hemos podido realizar nada.
Por nuestra parte, como Junta Directiva de los Andaluces, estuvimos trabajando creyendo que habría fiestas por fin.
De los dos ejercicios que nos corresponden según los estatutos, solamente hemos podido vivir las de 2019. Pedimos una prórroga de un año, que se nos concedió. Por consiguiente, en tres años solamente hemos finalizado el trabajo de uno y se han truncado diferentes proyectos que se habían preparado.
No obstante, confiamos en que esta situación se solucione y pronto disfrutemos todos con más fuerza y energía de nuestras queridas fiestas de Moros y Cristianos de Villena.
Ginés Leal. Maseros
Sin duda, lo más complicado ha sido gestionar para buscar un equilibrio entre el bienestar del socio y la salud económica de la comparsa. Es duro saber que no se van a hacer fiestas y, sin embargo, tener que seguir reclamando las cuotas para hacer frente a los gastos mínimos.
Mis compañeros de directiva y yo hemos intentado hacerlo lo mejor posible en todo momento, flexibilizando situaciones y tratando de no desconectar de la realidad de los socios.
El sentimiento que te queda es algo amargo, ya que no puedes compensar de manera directa a los socios en estos momentos, ni celebrar una comida, ni nada. Falta fiesta. Hemos intentado no parar con iniciativas participativas en redes, hemos seguido haciendo las juntas cuando hemos podido, hemos seguido publicando la revista y hemos acometido alguna reforma en nuestra sede. Sabemos que todo esto no es suficiente para suplir un buen día de almuerzo o desfile, pero que nadie dude de que todo se ha hecho porque queremos lo mejor para los maseros.
Espero que pronto volvamos a disfrutar del Huerto y el patio. Un abrazo a todos los maseros, festeros y villeneros.
Andrés Leal. Ballesteros
Otro año más sin poder celebrar las fiestas y con la gran incertidumbre de cuando lo podremos hacer.
Ha sido un año muy duro. Pese a no celebrarse, no hemos dejado de trabajar por ellas a través de vídeo llamadas, de juntas y todo cuando se han podido hacer…
Unos de los momentos más duros fue cuando empezó a agravarse la situación en Villena. Por esas fechas teníamos la esperanza de poder celebrarlas y arrancar donde todo terminó, nuestro ansiado Ecuador, pero de nuevo empezó la desilusión.
Mi gran sentimiento y esperanza es que al año que viene las podamos celebrar como se merecen y solamente Villena sabe hacerlo.
Goyo Quevedo. Almogávares
Asumí la presidencia de la comparsa de Almogávares hace a penas un mes y el 15 de agosto, en la asamblea general, se aprobó el acta de la anterior asamblea.
Es complicado presentarse a la presidencia en plena pandemia, pero los almogávares llevamos cuatro años de gestora encadenados y es necesario darle una estabilidad a la comparsa con una directiva. Como almogávar es muy duro ver esta situación.
Una de las primeras actuaciones será pintar la casa y reformar los aseos. En estos cuatro años poco se ha podido hacer y el mantenimiento del inmueble es una de las acciones más urgentes. Además, uno de mis retos es buscar un futuro para la comparsa, generar ilusión para que no se vuelva a dar esta situación.
Irene Flor. Cristianos
Lo más duro de esta situación es precisamente no celebrar fiestas de Moros y Cristianos. Es el volver a tomar la decisión por segundo año consecutivo de no realizarlas y ver que este periodo de pandemia que iba a ser más corto se está alargando.
Es duro encontrarnos otra vez con la situación de tener que decir que no, de no preparar nada, de no poder sacar todo lo que se tenía preparado para el 2020 y que se tenga que la esperanza de que pueda ser en el 2021. Y nos damos cuenta que tampoco, que pasan las semanas y los meses y que vivimos la misma situación que el pasado año.
No poder celebrarlas, no poder vivir nuestros días de esplendor y al final, se instala un sentimiento de tristeza, de pena.
Ojalá el próximo año podamos celebrarlas con toda nuestra gente, que estemos todos bien y que esto pase y podamos volver a vivir nuestros Moros y Cristianos.