Nudo gordiano
- 25 septiembre, 2020
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Es vox populi la expresión “deshacer un nudo gordiano” o eso es “más difícil que un nudo gordiano”. Para los profanos en mitología griega, os pongo en antecedentes, acerca de dicha leyenda:
La expresión nudo gordiano procede de una leyenda griega según la cual los habitantes de Frigia (región de Anatolia, en la actual Turquía) necesitaban elegir rey, por lo que consultaron al oráculo. Este respondió que el nuevo soberano sería quien entrase por la Puerta del Este, acompañado de un cuervo posado sobre su carro. El que cumplió las condiciones fue Gordias, un labrador que tenía por toda riqueza su carreta y sus bueyes. Cuando le eligieron monarca, fundó la ciudad de Gordio y, en señal de agradecimiento, ofreció al templo de Zeus su carro, atando la lanza y el yugo con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior, tan complicado que nadie podía desatarlo. Según se dijo entonces, aquel que lo consiguiese conquistaría el Oriente.
Cuando Alejandro Magno […] se dirigía a conquistar el Imperio persa, tras cruzar el Heloponeso, conquistó Frigia, donde le enfrentaron al reto de desatar el nudo. Solucionó el problema cortándolo con su espada, diciendo: «Es lo mismo cortarlo que desatarlo». Esa noche hubo una tormenta de rayos que simbolizó, según Alejandro, que Zeus estaba de acuerdo con la solución. […]
Siglos después, Fernando el Católico adoptó como lema personal el archiconocido dicho: “tanto monta, monta tanto” haciendo clara alusión a este nudo: «tanto monta cortar como desatar». […] Es decir, da igual cómo se haga, lo importante es que se consiga.
Hoy día, supongo que Alejandro Magno sería nuestro súper presidente cortando con su hoz (el martillo supongo que lo dejará a los clavos que sobresalgan) el famoso nudo y punto balón.
Actualmente la expresión nudo gordiano se refiere a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar o de difícil solución o desenlace, en especial cuando esta situación solo admite soluciones creativas o propias del pensamiento lateral : “Cortar el nudo gordiano” significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema; es decir, que descubriendo la esencia del problema, podremos revelar todas sus implicaciones.
Y vosotros diréis: “muy bien cultureta pedante pero yo también sé hacer un corta-pega de la Wikipedia y ahorrarme medio folio del artículo de esta semana. Sí, lo admito, he sucumbido a la tentación del denostado copiar-pegar y a esa demonizada página web que es la Wikipedia pero en mi defensa he de decir que he utilizado el signo de puntación […] que siempre queda muy estético como recurso literario para resaltar, simplemente, que he quitado paja al fragmento del escrito que he adjuntado y, por otra parte, defenderme aludiendo que, en ocasiones, soy colaborador activo de Wikipedia y he escrito algunos fragmentos sobre campos de estudio que, en mayor o menor medida, domino por mi oficio y/o aficiones. En fin, soy consciente que son pruebas circunstanciales que no demuestran nada y los hechos me condenan como culpable de plagio.
Toda esta retahíla para iniciar nuestro artículo y extrapolar el mencionado nudo gordiano con la pandemia del coronavirus de los cojines. ¿Os imagináis a Gordias haciendo 17 nudos, no 17+2, para que nadie pudiera deshacer su enrevesado nudo? Aporto estos números, no al libre albedrío del mero azar, sino en referencia a las 17 comunidades autónomas (17+2 si contamos las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla) y sus 17+2 protocolos educativos anti COVID. Si miramos con lupa el nudo gordiano, veremos que tiene casi 2900 hebras que corresponderían al nº de centros educativos que hay en España. Pues bien, cada hebra, es un plan de contingencia distinto.
¿Esto es serio? Lo comento porque nuestra súper-híper-mega-efectiva Consejería de Educación, personalizada en el monolingüe señor concejero de educación, ha dotado de autonomía a los centros educativos para elaborar su propio plan de contingencia adaptado a las características, casuística e idiosincrasia de cada centro escolar. Traducción, sin google translator del valenciano al castellano ni haciendo uso, y disfrute, de eufemismos malos, feos pero baratos: “hacedlo vosotros, equipos directivos, y así nos reducimos horas de trabajo en cuanto a la redacción del tocho en cuestión. De paso no asumimos la responsabilidad y/o culpabilidad moral al no ser autores materiales del mismo documento y, como colofón, tiramos a los leones a los maestros/as para que los padres/madres hagan llegar sus quejas, en vivo y en directo, en el despacho de dirección mientras que los inspectores realizan ajustes, retoques y maquillaje legislativo al plan de contingencia vía telemática desde una dirección territorial de educación donde los sillones mullidos y la wifi a todo trapo se han convertido en herramientas fundamentales de su teletrabajo.
Volviendo a centrar, nuestro punto de interés, en la mitología, podríamos deducir, sin temor a errarnos, que Yecla y Caudete nos deben parecer ciudades-estado griegas independientes con leyes educativas propias, diferentes y ajenas. Vecinos, de unos meros kilómetros a la redonda, y tan diferentes (ni mejores ni peores) en mil y una leyes. Ni los cantones suizos ni los estados norteamericanos: las autonomías españolas y su independencia educativa por encima de todo (y tod@s).
Ya que estamos en vena cultereta, vamos a terminar de ser pedantes con otro apunte histórico reseñable. ¿Conocéis el problema del trigo y el tablero de ajedrez? Para los desconocedores del asunto en cuestión…os pongo en antecedentes. (Estoy perdiendo facultades literarias al recurrir, de nuevo, a la Wikipedia pero en mi defensa, aportaré un tercer argumento a mi favor, pues he hecho algo que casi nadie hace: he hecho un donativo a favor de dicha web. De verdad de la buena que se puede hacer. Está en un apartado que a veces es oído pero nunca escuchado)
Cuando el creador del juego del ajedrez […] mostró su invento al rey de un lejano país de Oriente, este último estaba tan satisfecho que le dio al inventor el derecho de que él mismo decidiese cuál sería su recompensa por tal creación. El hombre, que era muy sabio, le pidió al rey algo que de buenas a primeras aparentaba ser bastante humilde: que por el primer casillero del tablero de ajedrez, él debía recibir un grano de trigo […] dos por el segundo, cuatro por el tercero, y así sucesivamente, duplicando la cantidad cada vez.
El rey, que no se caracterizaba por saber mucho de aritmética, rápidamente aceptó el pedido realizado por el inventor […] y le ordenó a su tesorero que contase los granos de trigo correspondientes y que se los entregase al inventor. […]
Cuando el tesorero se tomó nada menos que más de una semana en realizar el cálculo de los granos de trigo adeudados al creador del ajedrez, el monarca le preguntó acerca de la razón de su tardanza. Fue entonces ahí que el contador real le dio entonces el resultado de su cálculo y le explicó que habría que darle al inventor una cantidad de granos cuyo valor era superior a todos los activos del reino. La historia termina con el súbitamente enriquecido inventor convirtiéndose en el nuevo rey, aunque en otras variantes de la misma el monarca engañado termina ordenando el castigo del inventor.
De hecho, el problema puede ser resuelto mediante la realización de una relativamente simple suma, la cual es engorrosa de hacer a mano. Debido a que en un tablero de ajedrez existen 64 (8×8) casillas y asumiendo que el número de granos se duplica en cada uno, entonces la suma de granos sería 1 + 2 + 4 + 8… y así sucesivamente hasta un total de 64 veces. Solo en la última casilla habrá un número total de granos de 9 223 372 036 854 775 808.
¿Moraleja?: la progresión de contagio del COVID es la mismica que la del grano de trigo. En matemáticas se denomina progresión geométrica y resulta de un cálculo exponencial. En cristiano: jolines, jopetas o simplemente jo….y lo que sigue.