¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo
- 21 abril, 2022
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Con esta exclamación durante la Misa del Gallo de 2021 en la Basílica de San Pedro ante cientos de fieles, el Papa Francisco hacía un llamamiento atender a los más desfavorecidos y dar dignidad a los hombres y mujeres del mundo del trabajo.
El trabajo nos quita la vida
La pérdida de la salud en el trabajo, y en excesivas ocasiones de la vida, es un grave problema que necesita ser abordado en profundidad. La Ley de Prevención de Accidentes Laborales, la Inspección de Trabajo, la formación en prevención que reciben los trabajadores y los esfuerzos que despliegan los agentes sociales están siendo manifiestamente insuficientes para atajar este grave problema.
Cada año se registran en España más de un millón de accidentes laborales. Durante 2021, se produjeron 572.448 accidentes con baja laboral, un 17,9% más que el año anterior; de ellos 4.572 clasificados como graves y 705 resultaron mortales.
Las enfermedades laborales son otra de las causas que convierten el trabajo en un lugar peligroso. Durante el pasado año se registraron en España 20.510 partes por enfermedades profesionales, de los cuales 8.314 partes fueron con baja laboral, siendo la duración media de algo más de 110 días.
Ante esta realidad es preciso recordar que el Magisterio Social de la Iglesia enuncia entre los derechos de los trabajadores el derecho «a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral».
Proteger la vida de las personas trabajadoras
Como cada 28 de abril, Día Mundial por la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la sociedad recuerda la perdida de salud y vidas que se dan en el mundo del trabajo. Como Iglesia nos sumamos a este recuerdo y nos sentimos solidarios de todos aquellos que se empeñan en mejorar las condiciones de vida y de trabajo para erradicar esta lacra. Especialmente nos queremos hacer cercanos a las personas trabajadoras que ven mermada su salud o que pierden su vida en el desempeño de su trabajo.
«Las personas son la verdadera riqueza: sin ellas no hay comunidad de trabajo, ni empresa, ni economía. La seguridad en el trabajo significa salvaguardar los recursos humanos, que tienen un valor inestimable a los ojos de Dios y también a los del verdadero empresario.
Por ello, la legalidad debe entenderse como la protección del máximo patrimonio, que son las personas. Trabajar con seguridad permite a todos expresar lo mejor de sí mismos mientras se ganan el pan de cada día. Cuanto más cuidemos la dignidad del trabajo, más seguros estaremos de que la calidad y la belleza del trabajo realizado aumenten».
En el camino sinodal que recorre la Iglesia, queremos estar junto a los trabajadores y trabajadoras que se empeñan en la dignificación del trabajo, del que el cuidado de la salud y la vida forman parte muy importante. En este caminar juntos es necesario apoyar sus luchas, visibilizando los accidentes y la pérdida de salud que se dan en los lugares de trabajo, a la vez que acompañamos a las víctimas de los accidentes laborales y a aquellos que ven mermada su salud por causas profesionales.
Departamento de Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española