Mujeres y Fiesta
- 6 septiembre, 2021
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Un estudio plantea la evolución de las mujeres en la fiesta y cómo todavía se mantienen algunos de los roles de género
Un estudio acerca de la situación de la mujer en las fiestas de Moros y Cristianos de Villena ha puesto encima de la mesa los roles, que en este tipo de celebraciones mantienen los distintos géneros a la hora de participar y el papel que juegan cada uno de ellos. El Trabajo Fin de Carrera del máster de Gestión Cultural, que cursó Sara Llácer, partía de la hipótesis de que “las mujeres juegan un papel importante dentro del desarrollo de las fiestas de Moros y Cristianos de la ciudad de Villena y, aunque pudiesen existir posibles dinámicas de desigualdad, las mujeres eran y se sentían protagonistas del ritual”.
La investigadora concluye que “tras haber realizado un análisis de los datos recabados gracias a nuestro trabajo de campo, podemos afirmar que esta hipótesis se confirma. Por un lado, de manera general, la mujer festera en Villena es actualmente una mujer joven o de mediana edad y con conciencia de género, puesto que percibe las relaciones de desigualdad que existen en la fiesta y sabe que su acción es necesaria para cambiarlas. Igualmente, es respetuosa con la tradición, pero abierta a los cambios, además de ser consciente de cómo las mujeres se integraron en la fiesta. Precisamente por esto, valoran su historia y su posición activa dentro de la misma y desean seguir conquistando todos los espacios posibles”.
Este es el resultado final de horas de revisión de textos bibliográficos que abordan, muchos de ellos de forma tangencial, la participación de las mujeres en las fiestas, no sólo en las de Villena sino también en las de otros municipios. Además ha contado con entrevistas realizadas tanto a mujeres como a hombres que viven o han vivido de forma activa los Moros y Cristianos.
Además de proponer un escenario histórico describiendo las distintas formas en que se dio paso a la participación activa de las mujeres en los desfiles de Moros y Cristianos, el estudio hace hincapié en cómo las féminas tuvieron la oportunidad de ser festeras de pleno derecho en Villena y cómo ha evolucionado su participación desde 1988. De hecho, Navarro indica que “hace ya más de 30 años que a las mujeres se les permitió incorporarse a la fiesta como miembros de pleno derecho, pero eso no significa que no subyazcan aún actitudes y comportamientos de corte machista que suponen una discriminación por cuestión de género”.
Una de las conclusiones a la que se llega es que “Villena presenta unas fiestas muy igualitarias en comparación con otras fiestas de Moros y Cristianos de poblaciones cercanas, como pueden ser las de Alcoy”. Sin embargo en la investigación también se apunta que “aún quedan espacios de conquista para ellas en el ámbito público y privado, ya que el rol de ‘mujer-madre’ que se encarga de la preparación de los festejos, aunque no cuente con la misma visibilidad, sigue con toda probabilidad siendo mayoritario entre las villeneras”.
Asimismo Navarro establece dos escenarios muy diferenciados: el doméstico y el público. Y relata cómo en las entrevistas se ha dejado claro que “las mujeres siguen teniendo un enorme peso en la preparación de la fiesta, pues son figuras organizativas claves en la esfera doméstica para que el ritual se desarrolle según el grado de formalidad y solemnidad esperado”. Añade que “de nuevo, advertimos esta dualidad y polarización en cuanto a roles, que convierte al hombre en protagonista del espacio público y, a la mujer, del privado”.
Cuando planteamos preguntas sobre la preparación de la fiesta, específicamente qué tareas se llevaban a cabo en el entorno y de cuáles se hacían cargo los entrevistados, llamaba la atención la diferencia de respuesta entre las mujeres y los hombres. Ellas rápidamente contestaban en relación a la logística interna, de puertas para adentro, como acabamos de ver, mientras que ellos aludían, en un primer momento, a tareas relativas a la organización estructural y al carácter social corporativo. Es decir, tenían en cuenta las tareas que llevaban a cabo como miembros de las juntas directivas de sus comparsas o aquellas tareas externas al ámbito familiar, como puede ser el aprovisionamiento y acondicionamiento de los locales de sus escuadras y peñas”, argumenta.
También se observa la distinción de géneros a la hora de escoger la comparsa en la que las familias integrarán a sus hijos. Así destaca que “advertimos cierto corporativismo en razón del género, de tal modo que, en algunas familias, existe la costumbre de que las niñas pertenezcan a la comparsa de la madre y el niño, a la del padre”.
Percepción
La licenciada en Ciencias Sociales por la Universidad de Valencia observa que la percepción de las mujeres sobre el mundo de la fiesta también es distinta para las mujeres que rondan entre los 40 y 60 años. “El hecho de haberse incorporado a la fiesta de manera tardía y una vez que la Junta Central de Fiestas lo permitiese, influye en el modo en el que este grupo de mujeres perciben la fiesta. Así, su visión antepone muchas veces la reivindicación política personal al tradicionalismo social y familiar”, indica.
Además se pregunta dónde están aquellas primeras mujeres. “La continuidad de las mujeres en Villena es innegable, son parte activa del ritual y cada vez se han ido conquistando más y más espacios, con gran protagonismo de las generaciones más jóvenes. Analizando las respuestas de los informantes, podemos ver que existe la sensación general de que cada vez hay menos mujeres mayores, refiriéndonos a aquellas de 50 años en adelante, que participan activamente en la fiesta”, apunta.
Además se expone que existe una participación tanto de hombres como de mujeres en la organización, pero que parece que las mujeres aún se hacen cargo de tareas relacionadas con el trato con el público y la organización de eventos, es decir, aspectos que pueden parecer más bien, aunque no lo sean, superfluos y secundarios para el desarrollo de la fiesta.
Asimismo resalta que “la aceptación de puestos de responsabilidad en la fiesta, más allá de ser percibida en términos de prestigio o privilegio, puede suponer una carga adicional y difícil de conciliar en el entramado de obligaciones que asume la mujer. Entendemos, por tanto, que la clave no sólo debe estar en la reivindicación de una causa sino, sobre todo, en la motivación. Y ésta, necesariamente, estará ligada a estímulos positivos que proyecten el mismo interés para el colectivo de hombres que para el de mujeres”.
Los pasodobles
A lo largo del trabajo, Navarro va dejando ciertas píldoras de la letras de los pasodobles que se escuchan en los Moros y Cristianos de Villena. De hecho, el estudio lleva por título “Salid niñas al balcón”, el inicio de uno de los estribillos coreados del pasodoble de la comparsa de Cristianos.
Muchas de las letras de los pasodobles dejan de manifiesto las desigualdades patentes en cuestión de género, donde se hace referencia a las mujeres como asistentes pasivas destacándose únicamente la belleza y las virtudes de las mujeres de la ciudad. La estudiosa manifiesta que “sin embargo, este retrato no es extraño, ya que la gran mayoría de canciones se escribieron durante el período entre los años 40 y los años 70 del siglo pasado. Son, por tanto, letras concebidas en los primeros años de la posguerra y durante la dictadura franquista, en una época en la que el papel de la mujer quedó relegado a la esfera familiar y doméstica como paradigma de la ‘buena madre y esposa’.
Su lugar no estaba en el terreno profesional, ni siquiera en la arena pública y festiva, espacios donde los protagonistas eran los varones. Así, en las fiestas la mujer fue concebida en estos años como una mera espectadora del ritual y las letras de las canciones no hacen sino retratar la realidad social hegemónica del régimen”.
Por contra, la letra de la composición de Villena festera, compuesto en 2007, es el reflejo, según Navarro del cambio de los roles de las mujeres en las fiestas y que utiliza un lenguaje inclusivo.
Villeneros y villeneras
Vuestras armas empuñad
Que hay que invadir de alegría
Desde el Castillo al Rabal
Villeneros y villeneras
Reventad de gozo ya
Porque han llegado las fiestas
Y es tiempo de disfrutar
Madrinas y regidoras
Las figuras de las madrinas y las regidoras son las que más controversia generan al ser inicialmente, un cargo con un mero papel “florero”. Y a pesar de que este cargo ha evolucionado siguen enquistado ciertos detalles como es el diferente traje que portan los distintos cargos festeros.
En este caso, Navarro explica que “los detalles del traje de villenera los regla la Junta Central de Fiestas y están contemplados en su Régimen Interno. Están regulados con gran exhaustividad, recogiendo incluso los centímetros que deben medir las telas que componen las distintas partes del traje. Aunque la regulación del traje regional ayuda a su correcta preservación en el tiempo, el Régimen Interno incluye frases como “no se consentirá el pelo desaliñado; si el pelo original es corto o con poco volumen, se debe incrementar con pelo natural o sintético”; “no hay que abusar de bordados exagerados, cuanto más finos más elegante”; “no hay que caer en los excesos de llevar manteletas muy recargadas”.
Acerca de esta reglamentación la investigación estima que “ según la Junta Central de Fiestas, esto no son más que recomendaciones para evitar, principalmente, que alguna madrina con mayor poder económico destaque sobre el resto, al tratarse el traje de villenera de un traje más bien sobrio y austero. Sin embargo, estas directrices se refieren sólo a las mujeres, no existe ninguna regulación sobre el traje regional de hombre, algo que llama la atención si recordamos que los hombres pueden optar a los cargos de regidor y ‘madrina’ desde el año 2017. Además, los estas sugerencias parecen limitar la libertad de actuación de las madrinas según unos cánones sexistas, bajo esa idea de que las mujeres deben ser naturales y sencillas para ser bellas”.