En memoria de Juan Rubio Lorenzo
- 27 enero, 2017
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Desde el C.D. Bel-liana F.S., una semana después de su fallecimiento, queremos dar debido homenaje a esta gran persona y directivo de nuestro club.
Hay una historia de cómo unos pescadores Japoneses consiguieron que su pescado llegará fresco a puerto después de muchos días en alta mar, una historia repetida mil veces en los ámbitos empresariales. Estos pescadores habilitaron una especie de piscina dentro de sus barcos para mantener en ella sus capturas y en esa misma piscina introducían un pequeño tiburón, que no fuera tan grande como para comerse al resto de pescados, pero con el tamaño justo para que estos no pararan de moverse ante la amenaza de ser devorados.
La moraleja que se saca de esta historia es sencilla, en cualquier empresa debes de tener un pequeño tiburón que mantenga el orden y evite que los trabajadores se duerman en los laureles.
En nuestro Club, Juan era, en el buen sentido de la palabra y de la historia, nuestro pequeño tiburón, una persona que por su labor, por sus ganas de que todo marchará y saliera adelante, no permitía que nadie descuidara su trabajo.
Es muy socorrida la frase “Una vida dedicada a un club o una empresa”, pero en este caso, cada uno de los directivos, socios y personas que conformamos la familia Bel-liana F.S. podemos suscribir que en el caso de Juan, esta frase es del todo cierta. Juan dedicó su vida, desde que llego a nuestro club, al Bel-liana F.S.. Es más, en su última semana de vida, aún estando convaleciente de una operación, raro era el día que no llamara a algún miembro de la directiva para recordarle cosas por hacer o gestiones que no había podido solventar antes de su ingreso.
Juan se levantaba y se acostaba con las labores del Club en la cabeza. Podían ser las 8 de la mañana o las 10 de la noche, siempre había un mensaje de Juan en el whatsapp, nada molesto o irritante, solo un mensaje donde recordaba alguna labor que quedaba pendiente, alguna gestión por hacer. No, no pretendía decirnos lo que teníamos que hacer, solo lo hacía porque de la realización de esa gestión dependía que él pudiera hacer otras muchas.
A Juan le podías explicar que muchas gestiones requerían de una serie de pasos y que las cosas no eran tan sencillas, pero Juan no lo entendía, bueno, no quería entenderlo. Juan era una persona que construía, que sumaba y que le contáramos las dificultades de algunos trámites no hacía que más que motivarle a llevarlas a cabo. Como bien decíamos, Juan hacía las cosas complicadas en el momento, para hacer algo imposible tardaba un par de días.
Montar un photocall, habilitar los elementos para un partido, visitar todos los negocios de Villena para buscar patrocinadores, ir a la delegación de la Seguridad social o Hacienda para solicitar documentación, ir a la Fundación Deportiva y dar parte de cualquier incidencia que pudiera existir, dar entrada a documentos en el Ayuntamiento, acudir a los bancos, hablar con el concejal de deportes, Juan no tenía límites y era un comodín para nuestro Club, Juan siempre estaba dispuesto para realizar cualquier labor que se le encomendara, siempre preparado. Él podía enviarte un mensaje a las 8 de la mañana o las 10 de la noche, pero tú podías hacer lo mismo, tomarte esa libertad, porque Juan te contestaría con un sencillo Ok o su versión larga “Mañana mismo lo tienes”.
Ahora que se cumple una semana desde que Juan nos ha dejado, ya comenzamos a notar su ausencia y sabemos, lo sabemos muy bien, jamás podremos ocuparla y siempre quedará en nuestra memoria todo lo que Juan fue para nuestro club.
Desde aquí, Juan, en ese lugar que te habrán reservado en la eternidad, no te olvides de nosotros, échanos una mano para seguir adelante y sobre todo, haz que jamás nos olvidemos de una persona como tú.
Un millón de gracias Juan, un millón de gracias de corazón.