Los Reyes Magos de Occidente

  • 7 enero, 2013
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¡Venga, que aún estás a tiempo de escribir la carta! -Dice mi voz interior con reminiscencias infantiles- no sé -le respondo apesadumbrada- he perdido la fe en aquellos Magos que venían del lejano Oriente, ahora parece que existen dudas de que eran de allí, según afirma Joseph Ratzinger en su libro “La infancia de Jesús” procedían del extremo Occidente, en concreto de la antigua Tartessos situada en algún lugar de Andalucía. Y no he dejado de creer en ellos porque haya variado el lugar de su procedencia ahora más cercana. No, no ha sido por eso.

He dejado de confiar en ellos porque año tras año desde que descubrí que había otros reyes además de los padres, les he pedido lo que en cada momento creía más necesario para mí, los míos y por extensión para toda la humanidad.

Y no me han hecho ningún caso, es más, durante el último año han sido especialmente crueles con los más débiles, mientras favorecían a los poderosos, pero… ahora que lo pienso puede que tampoco fueran magos, sino únicamente reyes o reyezuelos y ya se sabe: tienen sangre azul, pertenecen a la nobleza… ¡ah!, ¿que esto era en el antiguo régimen? Es cierto, pero los privilegios se mantienen ¿o no? ¿O me van a decir pongamos por caso, que la justicia es igual para todas las personas? ¿O que es equitativo aportar lo mismo por los medicamentos quienes cobran 18000 euros que quienes cobran 99000 euros anuales? No, definitivamente no creo en los reyes, ni en los magos, aunque vinieran de Andalucía, pero todavía tengo fe en las personas y creo que si ponemos empeño podremos modificar las cosas ¡a ver si reaccionamos!

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