Las monas llegan al cole

Gorras en la cabeza de los escolares para resguardarse del sol y en el interior de sus mochilas llevaban la mona, la chocolatina y los más tradicionales, un trocito de longaniza. Los niños del colegio Príncipe don Juan Manuel se dirigieron al paraje de Las Cruces, como si fuera un día de Pascua. Pero no lo es. Todavía quedan horas para las ansiadas vacaciones de Semana Santa.

Las jornadas culturales de los distintos centros educativos de Villena dejan estos días un hueco para excursiones a las zonas de recreo donde comerse la mona, el dulce tradicional de Pascua. Así, los profesores se encargan de mantener las tradiciones.

El buen tiempo y las ganas de que lleguen las vacaciones fue la combinación perfecta para que los niños dejarán de lado las aulas y se lanzarán a jugar con la imaginación como lo hacían sus padres y sus abuelos. Con unos toques de modernidad, los pequeños subieron por la colina de Las Cruces buscando a sus amigos en un renovado escondite con zombis o jugaron a las peonzas, ahora muy de moda y de plástico, aunque con un mecanismo tan sencillo como las antiguas de madera.
Atrás quedaron las estampas de las cuadrillas de jóvenes y niños en los parajes de Bulilla, El Grec o Las Cruces en los días de Pascua, pero las monas siguen siendo el dulce que no falta en estas fechas. De hecho, alguna panadería supera las 2.500 monas en estas fechas.
Sin duda, otro repunte de venta de monas lo tienen en los días escolares previos a la Semana Santa. En los «coles» no puede faltar la toña con el huevo en el centro para calentar motores. Algunas son las tradiciones, otras llevan huevo de chocolate y otras van caladas de virutas de colores.
La mona se resiste a ceder sitio a otros dulces en estos días. No ocurre lo mismo con las canciones pascueras. Aunque muchos padres recuerdan y enseñan a sus hijos las tonadillas que se cantaban en el Domingo de Resurrección como «Chínchamela», «Venimos de Bulilla» o «Gedeón». Estas van quedando relegadas en el olvido.