La visión festera de una joven
- 4 septiembre, 2024
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Da igual la edad, los gustos o la agenda que tengas durante el año, cualquiera que sea de Villena es conocedor que del 4 al 9 de septiembre en nuestra ciudad tienen lugar las fiestas de moros y cristianos.
El concepto de este evento es el mismo, pero dependiendo de la edad se vive de una manera u otra, pero estoy segura que siempre con la misma ilusión y ganas. Por ejemplo, cuando era una niña deseaba que llegase el día 5 para subirme a la carroza y poder tirar bolsas de “gusanitos” a cada niño de mi edad que me cruzase, lanzarnos confetis entre nosotros y al acabar comprarme la merienda en un puesto. Al ir creciendo, fui yendo a más actos como la embajada, que poco a poco me fue gustando más. Comencé a desfilar en la Cabalgata, ya que al ser nazaríe, anteriormente o no salía, o iba subida a la carroza medio dormida. También a los 10 años, podías sentirte una chica mayor por una semana ya que nos dejaban ir a los puestos solas con las amigas.
El inicio de la adolescencia a la mayoría de nosotros nos coincidió con el Covid-19 por lo que no tuvimos ese tránsito de manera progresiva, sino que de golpe ya teníamos 17 años e íbamos a vivir una de nuestras mejores fiestas, las de 2022.
Hay dos tipos de adolescentes, por un lado los que les gusta salir de fiesta y esos días es una oportunidad única para disfrutarla. Quizás salen en los desfiles más notorios, rodeados de amigos, para luego continuar la fiesta en la tribuna y más tarde en La Troya. Pero no todos los actos son compatibles con el horario de sueño de los más trasnochadores y la ofrenda o la embajada del día 8 quedan lejos de la participación de los jóvenes ya que son horas clave para recargar energías.
Por otro lado, existe un tipo de adolescente en Villena que aparte de fiestero, es festero. En él van inculcadas las tradiciones de la ciudad y dormir más de 4 horas no es una opción durante estas fechas. La única opción para compaginar salir de fiesta con acudir al mayor número posible de eventos es dormir lo mínimo o retirarse antes de la verbena. En mi caso, el 4 de septiembre la vuelta a casa es más temprano que el resto de días ya que es sagrado estar el día 5 a las 12 en Santiago y da igual lo cansada que estés, ese momento es de los más emocionantes de las fiestas de moros y cristianos. El programa de actos está repleto de eventos, pero los del día 5 y 6 son los más atractivos para la gente de nuestra edad, siendo la cabalgata uno de nuestros actos favoritos, el cual siempre queremos que se alargue para que el ambiente dure, porque después no tenemos que hacer. Los dos siguientes días son más calmados y momentos como los de la ofrenda o procesión son más serios y devotos y que mayoritariamente se viven en familia. Por otro lado, igual que nuestra manera de vivir las fiestas ha ido evolucionando, lo seguirá haciendo y actos como la conversión del moro al cristiano, al que acude un mínimo de jóvenes, con los años nos irá llamando más la atención.
En definitiva, lo más bonito de las fiestas es que da igual si llevas toda la vida siendo festero, si te acabas de apuntar porque todo tu grupo sale en una fila o simplemente te vistes y las disfrutas desde fuera. Si algo hay de especial, es que este ambiente arropa a todo el mundo y a todas las edades, que se relacionan entre generaciones más que nunca y se puede percibir como esos días la gente lleva una sonrisa puesta desde que se levanta hasta que se acuesta.
Carmen Ballester