La planta que anuncia la primavera o el triunfo del amor de una madre: Gamón o gamoncillo (Asphodelus sp. pl.):

  • 4 mayo, 2022
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La planta que anuncia la primavera o el triunfo del amor de una madre: Gamón o gamoncillo (Asphodelus sp. pl.):

Aunque siga lloviendo, la primavera siga su curso y el domingo pasado celebrábamos el Día de la Madre, no es casualidad que éste se celebre en muchos países un día de la primavera. La planta que hoy nos ocupa, está muy relacionada con la primavera y con las madres; se trata de Asphodelus fistulosus L., que podemos ver en cunetas y campos cercanos a nuestra ciudad y que en estos momentos disfrutamos de su plena floración. Coincide en el tiempo con otra especie parecida, Asphodelus cereasiferus J. Gay, más alta y que crece en zonas más montañosas, por lo que es muy común en nuestra Sierra de la Villa. Ambas se conocen por diferentes nombres: varita o vara de San José –porque las flores se sitúan en un tallo sin hojas y en la punta se adorna con una panícula de flores blancas, de la misma manera que representa en muchos casos a San José–, o también gamoncillo o gamón, o simplemente asfódelo (también asfodelo). En ambas especies las flores son muy parecidas, con dos ciclos de tres piezas blancas, todas muy similares entre sí, dando la impresión de formar sólo una corola con seis piezas y carecer de cáliz. Es por eso que en estas plantas monocotiledóneas cuyas piezas florales son todas casi idénticas, en lugar de hablar de pétalos y sépalos, se habla de tépalos. Los tépalos de estas especies tienen un nervio central rojizo; todas las hojas se sitúan en la base, dejando que el tallo con flores, –el escapo–, sea el verdadero protagonista; y sus raíces a menudo están engrosadas en lo que se conoce como raíces tuberosas.

En algunos barbechos, que además son pastoreados por el ganado, esta planta se hace dominante. Cuando esto ocurre hay que estar atentos, porque las plantas que dominan están produciendo algo que las permite defenderse precisamente del ramoneo. En algunos casos son pinchos o espinas muy visibles, a modo de armadura; en otros casos son cristales de oxalato que se acumulan en su interior y que a los animales se les clavan como agujas en la boca. Pero, ¿qué tienen los gamones para lucir tan espléndidas sin necesitar “armaduras”? Veneno, eso es lo que producen. Y, aun no siendo de las plantas más venenosas de su grupo, los animales las huyen porque guardan el recuerdo de su peligro. Esta característica está recogida en los antiguos libros de Botánica; incluso Font Quer en el Dióscorides renovado, hace referencia a que los pastores de Castellón dicen del gamoncillo “que trae mucho veneno y que ningún animal se la come”. Los asfódelos están muy relacionados con el reino de Hades –el inframundo, el reino de los muertos–, donde crecen por doquier en la primera de las planicies que se encuentran las almas tras lograr atravesar el río Aqueronte o la laguna Estigia. Así lo recoge, Homero en La Odisea: “Marchaba el alma de Aquiles a grandes pasos por el prado de asfódelos”. Las raíces tuberosas de estas plantas eran alimento para los difuntos, por eso los griegos las plantaban cerca de las tumbas. ¿Y la primavera y las madres? Precisamente los asfódelos del inframundo tienen mucho que ver con ambas cosas, y es que cuenta la mitología griega que Hades raptó a Perséfone –la hija de Deméter–, para casarse con ella y hacerla reina de los muertos; y por eso Perséfone se representa coronada con una guirnalda de flores de esta planta. Antes de producirse el rapto la primavera era eterna, cosa que corría a cargo de la diosa Deméter; pero cuando Hades raptó a su hija, aquella se enfadó mucho y le exigió al dios de los muertos –su hermano–, que soltara a Perséfone. Hades ante la cólera de una madre accedió, no sin antes dar de comer a Perséfone seis granos de granada. Pero quien come en el inframundo ya no puede salir de ese lugar y en consecuencia Perséfone debería volver allí un mes por cada grano comido. Es por eso que desde entonces la primavera no es eterna y se reduce al tiempo en que Deméter y Perséfone vuelven a estar juntas (los seis meses que corresponden a la primavera y el verano, tiempo de la abundancia en la tierra). Después, la tristeza de la madre deja paso a los seis meses de otoño e invierno, esperando el retorno de su amada hija. Esa es la razón por la que los asfódelos son de las primeras plantas que florecen en primavera, porque las trae Perséfone de regreso al mundo de los vivos.

El mito del ocaso y renacimiento de la primavera va así ligado a esta planta, que tiene como nombre gamón –del griego gamos, que significa unión, fecundación–, simbolizando una alianza íntima que nos remite a esas eternas uniones antagónicas e inseparables: vida-muerte, alegría-dolor, amor-odio… En suma, el yin y el yang responsables del equilibrio del universo. Y cada mañana de abril, entre la niebla se ve a Perséfone volviendo del mundo oscuro y abriendo una a una las flores del gamón, al encuentro de su madre.

Asphodelus:http://www.floraiberica.es/floraiberica/texto/pdfs/20_183_31_Asphodelus.pdf

Perséfone: https://mitosyleyendascr.com/mitologia-griega/persefone/

Hades: https://es.wikipedia.org/wiki/Hades

Prados de asfódelos: https://es.wikipedia.org/wiki/Prados_Asf%C3%B3delos

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