La Importancia del Espacio de Estudio y la Doble Naturaleza de la Tecnología en el Neuroaprendizaje

Según investigaciones en neurociencia, el ambiente en el que aprendemos puede afectar significativamente la eficiencia de nuestro proceso de aprendizaje. Un entorno limpio, ordenado y tranquilo fomenta una mayor concentración, lo cual se traduce en un mejor rendimiento cognitivo. 

Asimismo, es fundamental tener un espacio específico para el estudio, separado de las áreas de descanso o entretenimiento. Esto ayuda a que el cerebro asocie ese lugar con la actividad de aprender, permitiendo una transición más rápida y efectiva hacia un estado de concentración óptimo.

Por otro lado, las nuevas tecnologías como teléfonos inteligentes y aplicaciones pueden ser tanto una bendición como una maldición. Por un lado, ofrecen acceso instantáneo a una cantidad casi infinita de recursos de aprendizaje. Aplicaciones de idiomas, plataformas de cursos online… son ejemplos de cómo la tecnología puede potenciar nuestras capacidades de aprendizaje.

Sin embargo, estas mismas tecnologías también son fuentes constantes de distracción. Notificaciones, otras Apps …  pueden desviar nuestra atención fácilmente, afectando negativamente la calidad del estudio y al desarrollo cognitivo.

En este contexto, la Técnica del Pomodoro puede ser de gran ayuda. Este método divide el tiempo de trabajo en intervalos (pomodoros), generalmente de 25 minutos, separados por cortos descansos. Durante un pomodoro, el enfoque debe estar completamente en la tarea asignada, mientras que el descanso sirve para desconectar y relajar la mente. Esto se alinea con la forma en que nuestro cerebro procesa información, permitiendo períodos de alta concentración seguidos de descansos para consolidar el aprendizaje y recargar energías. Ya que los 25’ es el límite donde la atención se dispersa por debajo del 50%.

Otra herramienta valiosa en el proceso de mejora de la atención en el aprendizaje es el mindfulness (Relajación activa). Este enfoque nos enseña a estar plenamente presentes en nuestras actividades, permitiéndonos mejorar nuestra capacidad de concentración y atención. Diversos estudios han demostrado que esta práctica puede aumentar la densidad de materia gris en áreas del cerebro relacionadas con la memoria, la autoconciencia y la regulación emocional, elementos críticos para un aprendizaje efectivo.

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Francisco Beltrán

Ldo. Psicopedagogía