La hostelería tendrá que adaptarse o morir

  • 26 abril, 2021
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La hostelería tendrá que adaptarse o morir

Adaptarse o morir, esto es lo que están pensando muchos de los empresarios que quieren mantener sus negocios en tiempo tan convulsos como los de pandemia. En unos momentos tan azotados por las medidas restrictivas, los hosteleros buscan formas para mantener abiertas sus terrazas el mayor tiempo posible. Así, con temperaturas bajas, las mesas y las sillas han permanecido en espacio al aire libre al abrigo de las estufas de gas. 

La hostelería ha vivido en el año 2020 y en los primeros de 2021 sus momentos más duros, los días más negros. No hay comunidad autónoma que, en mayor o menor medida, haya implantado restricciones a la hostelería.

El sector está demandando ayudas que les apoyen a la hora de a salir del pozo, al mismo tiempo que los propietarios de bares y restaurantes inventan nuevas medidas para que las mermadas cajas de sus negocios puedan salir de los números rojos y cubrir los gastos fijos de cada mes.

Nuevas formulas de servicio

El take away, el llevárselo a casa, es una de las fórmulas que se han implementado para mantener las cancelas abiertas. El servicio a domicilio o delivery es la tabla de salvación de muchos de ellos. Aunque las ganancias no son las mismas que mantener el establecimiento abierto y las mesas llenas, algunos clientes no han abandonado a sus hosteleros y son fieles a la cita cada viernes y sábado con las cenas para llevar. Ahora, los negocios están ofreciendo una carta especial y recipientes que les garantizan a los clientes una comida a gusto y de calidad. Y la implantación de este sistema que ya empezaba a hacer pinitos antes de la pandemia será una de las fórmulas que se disparen una vez finalizada. Todo ello estará aderezado con la puesta en marcha de la digitalización de estos negocios y el incremento en el uso de las redes sociales y plataforma digitales a la hora de recibir y enviar servicios y para el pago anticipado de los menús que se entreguen. 

Los hosteleros ven con buenos ojos cómo algunos territorios -debido a la mejoría de los números en la incidencia covid-19- empiezan a levantar la mano con las restricciones horarias y de reunión pero, al mismo tiempo reconocen que muchas de las soluciones que han servido de parche en los meses más aciagos, han llegado para quedarse. Por exigencias de los clientes, se han modificado los hábitos de servicio a raíz de la expansión del virus y las normativas de distanciamiento social y cuarentena impuestas. Muchos serán los que se han habituado a llevarse la comida a casa o a la oficina y reducir el tiempo que pasan en las mesas de un buen restaurante sobre todo entre semana. 

La seguridad alimentaria

La seguridad alimentaria también es una de las cuestiones que se mimará, una vez desaparezcan los peores efectos de la covid-19. La limpieza, la higiene es uno de los elementos que serán imprescindibles, si el negocio de hostelería quiere mantenerse. Los clientes están mucho más sensibilizados con este tema y desde que se declaró la pandemia se ha primado a aquellos que eran más exigentes con la limpieza. Dar un extra de atención a la seguridad, se considera un valor agregado.

En este sentido, la ventilación del establecimiento y un servicio de terraza durante todos los meses del año será un valor en alza para quienes sobrevivan Además, cada vez serán más los clientes que llamen para reservar su mesa. 

2021 está siendo y va a seguir siendo un año duro para la hostelería aunque parece que lo peor ya ha pasado. Los hosteleros después de esta debacle deben poner en marcha un proceso de adaptación a los nuevos hábitos que ha creado la enfermedad. Los clientes volverán a salir de restaurantes aunque en más de una ocasión quedarán con los amigos en casa y el recurso más fácil será optar por el servicio a domicilio. El consumo digital se disparó durante el pasado año y cerca del 40% de los clientes afirman que reserva más on-line en restaurantes desde la llegada del Covid-19. Ahora la comida se acerca a casa pero cada vez son más los que piden que les lleven sus menús a espacios abiertos como parques o playas.

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