Incienso y Mirra, de lo divino y lo humano
- 5 enero, 2022
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Aunque, mi objetivo de estos artículos es mostrar las plantas de nuestro entorno, para ir conociendo poco a poco la riqueza natural que nos rodea, las fechas en las que estamos me evocan algunas otras, que, aunque ajenas a nuestros montes, sí forman parte de nuestra cultura judeo-cristiana y mediterránea. Cada cinco de enero, “los Reyes Magos vienen de oriente y traen al Niño ricos presentes”. Oro, incienso y mirra, los tres regalos que simbolizan poder, divinidad y humanidad. De esos tres regalos dos son vegetales, el incienso y la mirra, un hecho que pone en valor la importancia que las plantas han tenido siempre para los humanos. Dos plantas poderosas, medicinales y místicas.
Lo divino lo simboliza el incienso, regalo del rey “mago” Gaspar, producto empleado para adorar a los dioses en las civilizaciones mediterráneas. Se trata de Boswellia sacra Flück., un pequeño árbol de familia de las Burseráceas, originario de Somalia, Etiopia, Yemen y Omán. Un caducifolio tropical que pierde sus hojas compuestas en la época de mayor sequía y que crece en pendientes escarpadas y rocosas sobre suelos calizos. La parte utilizada de la planta es la resina, que se extrae haciendo una incisión en el tronco o ramas del árbol; es una secreción color blanco, de aspecto lechoso, que en contacto con el aire se endurece. Esta resina también es conocida como olíbano, que se utilizaba hace más de 6000 años como panacea y curativa; literalmente valía su peso en oro. Era transportado en grandes caravanas hacia el Mediterráneo, donde egipcios y griegos lo utilizaban para honrar a sus dioses y para neutralizar los olores desagradables. El mismo uso se le dio desde el principio en los templos cristianos –basta recordar el papel que tenía el botafumeiro en la Catedral de Santiago de Compostela–, siendo además que se le atribuía purificación y favorecía la presencia de Dios, ya que el fragante humo derivado de su combustión producía en los templos relajación y estimulaba la concentración de la mente. El médico griego Dioscórides describió al olíbano como una droga increíble que lo curaba todo, tanto que esa resina gomosa podía “llenar el vacío de las úlceras” o “pegar heridas sangrientas”. Sin embargo, en floristerías y viveros encontramos bajo la denominación de planta del incienso algunas especies del género Plectranthus L’Hér. Este otro género pertenece a la familia de las Labiadas, como muchas aromáticas conocidas por nosotros; pero, en el caso de las dos especies de ese género más utilizadas como “incienso”, su origen está en Australia y Madagascar. Por ello, es bastante improbable que fueran éstas las plantas de incienso que llevaron los Reyes Magos a Belén.
Lo humano tiene que ver con la mirra, Commiphora myrrha (Nees) Engl., planta de la que también se obtiene una resina similar a la del árbol del incienso, que pertenece a la misma familia botánica –las Burseráceas– y con el que además comparte también su origen geográfico. Es un arbusto espinoso, de ambientes desérticos, cuyo tronco y ramas producen una resina gomosa y aromática de color ambarino rojizo, que se ha utilizado desde antiguo en rituales y con fines terapéuticos por sus propiedades medicinales. Los egipcios la utilizaban en sus embalsamamientos y como ofrenda; y los griegos recogieron en su mitología una historia que narra el nacimiento del árbol de la mirra. Esmirna –nombre que recibe la mirra en griego– se enamoró de su padre, Cíniras, sumida en un hechizo de la diosa Afrodita y mantuvo relaciones con él, quedando embarazada. Cuando el padre descubrió que era su propia hija con quien había engendrado la persiguió y ella huyó, pidiendo a los dioses que la hicieran invisible. Apiadados por la desesperación de Esmirna, éstos la convirtieron en árbol, el árbol de Esmirna, del que nació su hijo, Adonis. Desde entonces el árbol llora amargamente y la resina son las lágrimas de Esmirna, lo cual explica su sabor amargo. La mirra estuvo presente desde el nacimiento –regalo del Rey “mago” Melchor, hasta la muerte de Jesús, donde según el evangelio de San Marcos 15:23 indica que “le dieron a beber vino mezclado con mirra”, por el desagradable sabor amargo de ésta. El uso que se daba a esta resina para embalsamar simbolizaba lo terrenal, lo material, y auguraba el final del ser humano mortal. Esta planta ha tenido siempre un halo misterioso, por el color rojizo de su resina –que asemeja a la sangre–, o porque es el exudado de un árbol al que se “sangra” para obtener su preciada resina.
Sea como fuere, la noche de Reyes es una noche mágica, especialmente para los niños, que se despiertan cada mañana del día 6 de enero con la esperanza de que, como han sido buenos, los Reyes Magos les habrán traído muchos regalos. Pues creo que hay algo en la carta a los reyes de todos nosotros que se repite desde hace dos años, y es despertarnos volviendo a tener una vida (o “volviendo a vivir”) sin los miedos que este virus nos está infundiendo.
Olíbano https://www.bbc.com/mundo/vert-tra-49500542
Botafumeiro https://es.wikipedia.org/wiki/Botafumeiro
Plectranthus https://es.wikipedia.org/wiki/Plectranthus
Esmirna https://es.wikipedia.org/wiki/Mirra_(mitolog%C3%ADa)