Fotovoltaicas vs territorio
- 24 febrero, 2021
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Francisco Iniesta. Concejal Medio Ambiente
Durante tiempo desde la Asamblea verde se ha trabajado para fomentar actuaciones que eviten misiones contaminantes y para que las energías renovables sean una realidad en cumplimiento del famoso protocolo de Kyoto. Con los acuerdos de París ha parecido que se frenaba el desinterés y empezaba a asumirse algo más en serio los compromisos entre los países para frenar las emisiones contaminantes. Esto nos hace encontrarnos con una realidad esperanzadora y dura a la vez porque puede ser demasiado tarde para frenar el colapso de nuestra civilización por haber incrementado la temperatura global del planeta.
Pero está esperanza choca a menudo con intereses económicos y con el desarrollo de propuestas que más que una necesidad medioambiental responde a un interés económico y a veces especulativo. Nuestro término municipal extenso, situado geográficamente en una zona privilegiada por las horas de insolación a lo largo del año, se convierte en el lugar elegido por los distintos grupos empresariales para la instalación de parques solares. La estrategia de la Comunidad Valenciana para implantación el desarrollo de las renovables marca la necesidad de una potencia de 6.000 MW que se refleja, con los actuales índices de equivalencia, en la ocupación de 8.000 hectáreas de terreno.
Pero en este caso, no todo el monte es orégano. NO toda la amplia extensión de terreno de nuestro municipio debe ser válida para “sembrar” paneles solares porque también se precisa sembrar productos agrícolas y garantizar la biodiversidad. El abandono de los cultivos supone la mineralización de la materia orgánica con la consiguiente emisión de gases efecto invernadero.
La actividad agrícola genera una cantidad de empleos importante, que se verán drásticamente reducidos al sustituir la superficie de cultivo por parques solares, donde el índice de personas empleadas es muy inferior al de la actividad agrícola.
Igualmente, estos empleos que se pierden redundan en una menor inversión y gasto en nuestra ciudad, los parques fotovoltaicos generan rentas para unos pocos que en muchas ocasiones no son vecinos de esta ciudad.
Si sumamos los distintos proyectos que plantean instalarse en nuestro término se supera las 1000 hectáreas de terreno. Muchas de esas hectáreas corresponden a fincas con alto valor ambiental tanto por su pertenencia a ámbitos protegidos como por su alto valor agrológico Tampoco podemos aceptar que zonas de alto valor ecológico, zonas cercanas a LIC y espacios ZEPA vayan a ser machacadas por un exceso en la plantación de placas fotovoltaicas por muy necesarias que estás sean. Creemos que deberían revisarse en su conjunto todas las solicitudes y definir la situación de aquellas que menos impacto ambiental produzca estableciendo los condicionantes ambientales precisos, los corredores verdes necesarios y las medidas correctivas imprescindibles para garantizar la biodiversidad y la agricultura de nuestro término municipal.
Sí a las renovables pero no de manera indiscriminada si a la implantación de energías renovables sostenibles, tanto ambiental como socioeconómicamente.