Energías renovables sí, pero que generen una riqueza sostenible para Villena
- 30 abril, 2021
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Esther Esquembre, edil de Los Verdes
Estamos viendo la proliferación de solicitudes de instalación de mega-plantas fotovoltaicas y debemos tomárnoslo en serio. Villena está viviendo en la actualidad un momento que puede determinar una parte significativa de nuestro futuro como territorio.
Partiendo de que todos apostamos por la obligación de iniciar un proceso de transformación energética nos encontramos con un cierto descuido des-regularizador de las administraciones que han sido interpretados por los mercados y los fondos de inversión como una ocasión por convertir los suelos baratos en grandes instalaciones fotovoltaicas. Así, territorios como Villena están cayendo en manos de grandes inversores que pretenden obtener una alta y rápida rentabilidad a costa de invadir el territorio con mega-plantas en lugar de optar por otros modelo mas democráticos, equitativos y distribuidos, basados en la economía circular, cooperativas o “comunidades energéticas locales”.
Parece que hay noticias de diecisiete solicitudes de mega-plantas alrededor de nuestro término. Las cinco concentradas camino de la Sierra de Salinas equivaldrían a tres veces y media la extensión del núcleo urbano de Villena y el polígono industrial del Rubial. De prosperar el resto, acabarían con el paisaje de las Albarizas, e impactarían de forma irreversible en el de los Alhorines.
Por ello, como concejala de Desarrollo Empresarial, Innovación y Empleo debo exponer mi opinión ante un espejismo de quienes creen que la implantación de estas mega-plantas fotovoltaicas en nuestra ciudad traerán bonanza económica y una gran oportunidad en la creación de empleos locales. Al contrario, vender nuestro suelo a grandes inversores y destrozar el paisaje es “cortoplacista” y meramente ilusorio. Ni en su construcción, ni en su mínimo mantenimiento va a generar empleo local sostenido. Desincentivará aquellas propuestas de instalaciones distribuidas de pequeñas plantas asumibles por los técnicos y profesionales locales.
Acabará también con los espacios emergentes de enoturismo de nuestra comarca y los valores potenciales de algunos de los valles más “naturalizados”. Nos pone además, esta situación, en aviso sobre el olvido y el descuido de nuestro campo y sus agricultores y por ello necesitamos convertir nuestra agricultura en un un referente de economía circular y de productos de proximidad que asegure además la seguridad alimentaria de nuestras comunidades.
Tampoco la hacienda local parece que recabará con seguridad una lluvia de millones. Nuestras ordenanzas fiscales bonifican con un 90% el impuesto a las instalaciones que incluyan fotovoltaicas. La interpretación de esta bonificación no augura tampoco la seguridad de una pingüe recaudación.
La situación actual es una llamada de atención que nos indica el camino a trabajar: a través de consensos alrededor de una estrategia territorial que asuma los retos de la transición ecológica y el cambio climático, preferiblemente articulada alrededor de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana pautado en aquellas fases que permitan el desarrollo de otros grandes proyectos de nuestra legislatura, como son la Zona de Actividad Logística y/o Puerto Seco y otras actuaciones significativas en nuestro núcleo urbano. Necesitamos grandes consensos e iniciativas de sectores económicos locales con una actitud innovadora que transforme pero proteja, que enriquezca pero no destruya, que beneficie y se distribuya.. Tenemos un gran reto…