Empezamos curso, ¡bien!
- 25 septiembre, 2021
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Después de unas fallas septembrinas atípicas y autorizadas con muy mala “follica” por la Consellería de Sanitat de la GVA, en las que nada ha sido lo que fue, pero tampoco lo que anunciaron que iba a ser, llega este tiempo tan raro, tan típico de “después de fiestas”, ese tiempo en el que no es verano pero tampoco otoño, en el que hace calor pero refresca, a veces.
Y llega para ponernos más nubecicas en la cabeza, más ceporricos, porque ya nos hemos comido la prudencia de otras “no fiestas” mientras veíamos en vídeos circulantes por whatssap , y no por canales oficiales, claro, como las “sí fallas, pero menos” también daban al traste con las distancias de seguridad, las no mascarillas; las aglomeraciones eran espejismos y las calles llenas de gente, fotos tomadas con perspectiva engañosa.
Y mientras esperamos, no sé si en vano, los datos oficiales de contagios y a saber si ha habido un antes y un después de la enfermedad con las fallas, arranca el curso escolar. Ese comienzo que se supone que los padres esperamos con más ansia que los propios implicados para liberarnos y volver a las sanas rutinas.
Porque las del verano, sanas, sanas no suelen ser, pero hay que ver cómo se disfrutan. Eso de pata aquí y pata allá, comer y dormir cuando apetece, y cuando toca, también. Vaguear, gandulear, hacer el zángano es desestresante pero termina embruteciéndote.
Así que lo mejor es la vuelta al cole, un regreso a tiempo. El comienzo es lo mejor, mochilas nuevas, el material escolar sin estrenar, libretas sin correcciones, como lienzos, los amigos, las filas. Este año, con mascarillas, pero las clases son burbujas más grandes, no nos toman la temperatura al entrar y el gel lo traemos puesto de casa. Casi, casi, rozamos la normalidad con la puntita de los dedos. La normalidad, pre covid.
La otra normalidad, la que algunos dicen que ha sido la tónica general en este extraño comienzo de curso, se llama así no porque no haya existido ningún hecho de relevancia que por discordante haya dado al traste con el comienzo del cole. Esa normalidad es lo habitual en estos últimos años: que lo que no se arregló al terminar el curso siga sin arreglar al empezarlo, que los derribos que habían de hacerse por lógica, en el periodo no lectivo, no se hayan hecho, que los maestros empaquetaran al finalizar sus clases de junio el material para un traslado que no va poder hacerse porque no hay dónde trasladarse, que las ramas que ya eran grandes a finales de curso, hayan crecido alegremente y sin control durante la época estival y una máquina grande, que se eleva sobre el suelo muchos metros, con uno o dos hombres encima, vaya talando “ramazas” de árboles mientras los niños andolean por el cole.
No es políticamente correcto congratularse en público de un trabajo que está por hacer y que se empieza a destiempo. Hay que tener valor para visitar los centros escolares al inicio de curso y con mucho cuajo, decir que todo ha transcurrido con normalidad. La foto bien, gracias.
Resulta curioso que las inversiones en instalaciones escolares se anuncien a estas alturas y no cuando cerramos ciclo, que es cuando ya se han detectado todas las deficiencias de los centros y tenemos dos o tres meses de verano, en los que se puede trabajar sin peligros ni entorpecimientos, en el arreglo y mejora de las instalaciones. Pero claro, eso es pensamiento lógico, y ya se sabe que la política cada vez más, carece de mucho de eso.
Feliz inicio de curso a padres, alumnos y a toda la comunidad escolar, que somos muchos y muy gritones.