Del negro al verde nacido
- 24 junio, 2016
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Cada día me siento más convencido de que no hay que alejarse mucho para encontrar un tesoro. Por los motivos que sean, tendemos a buscar lo extraordinario fuera de casa cuando, a poco que miremos a nuestro alrededor, aquello que andamos buscando ( o no), se encuentra entre nosotros. Ese es el caso de Del negro al verde nacido, el último poemario publicado por nuestro paisano Fernando García Sánchez.
En tiempos difíciles para la literatura, tiempos en los que la ilusión por publicar obliga a los escritores humildes a financiarse a sí mismos, es un auténtico placer descubrir los versos encerrados en las páginas de un libro, de título sugerente y, a un tiempo, enigmático; versos que, no son más que la manifestación abierta y descarnada de todos aquellos sentimientos que encierra el alma del autor.
Me da la impresión de que el de Fernando, ha sido un trabajo titánico, meditado, en el que cada palabra está en el lugar que le corresponde y nada, absolutamente nada se ha abandonado al azar. Cada verso está dotado de una extraña musicalidad que no hace otra cosa que invitarnos a su lectura.
El libro se enriquece, y mucho, con las ilustraciones de Penélope Tortosa y la fotografía de María Sánchez Calabuig, así como con el prólogo de Ángel Luis Prieto de Paula quien, desde mi punto de vista, hace un acertado diagnóstico del buen estado de salud del poemario.
Hay en Del negro al verde nacido, poemas de una belleza indescriptible, como Diapasón; hay otros cargados de melancólica amargura -Permíteme-; y otros que, en definitiva, nos hablan de despedida, de la despedida anticipada de alguien que se siente “nacido fuera de plazo, desfasado en el tiempo, tarde para vivir con sus cenizas”, como bien se define el propio Fernando.