Del lavado de manos, mascarillas y otras buenas costumbres
- 27 abril, 2020
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Me dirijo a mis convecinos cuando todo parece que la pandemia inicia un ciclo que irremediablemente esperamos que nos lleve a recuperar las libertades más que perdidas,
sacrificadas durante un periodo que a algunos se nos esta haciendo bastante largo.
Y sí.
Realmente lo parece, pues desde este pasado domingo los niños han pasado a tener casi los
mismos derechos que los perros.
Ah!!!! Y casi tanto como sus dueños.
Uno de ellos, o mejor una de ellas. Una chica de apariencia limpia y educada, demuestra
cuando pasea a su Kusky o similar (no soy ningún experto) no ser ni una cosa ni la otra.
Animal suelto que esparce sus efluvios por las calles menos transitadas, mientras su dueña
acelera su paso y acrecienta su sordera cuando alguien descubre el regalo que ha dejado su
mascota en el suelo para disfrute de los niños que pasen por allí a disfrutar de su hora.
Ahora bien!
Todo lo sembrado no puede salir de un solo vientre. La relajación en la recogida de heces y en portar la famosa botella de agua no es simplemente de la dueña del protagonista.
Como creó que en la situación en que vivimos la limpieza es crucial, quiero plantear una
pregunta:
¿De verdad las brigadas de limpieza siguen activas?
Adjunto una segunda fotografía de los restos de un botellón o similar que están en la ventana
de La Tercia (local de titularidad municipal), y que permanece allí como mínimo 3 semanas.
Entre las dos fotografías no hay más de 2 metros de separación, podemos imaginar cuantas fotografías de suciedad encontraríamos si nos desplazamos 10 o 15 metros más.
Haber hay más.
Bueno estamos confinados, si sales a limpiar la calle, y dependiendo la vara que se aplique la
multa es de 601 euros hasta 30.000, pero si pisas un pastel o algo peor un niño lo toca o se lo
hecha a la boca no pasa nada.
Un amante de los animales no puede ser mala persona.
Por cierto enhorabuena, parece que el resto de ciudadanos el día 2 también aspiramos a ser
como perros, pero no tomarlo al pie de la letra a mear y a cagar a casa.
UN VECINO.