De violencia machista

  • 12 junio, 2021
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De violencia machista

Creo que ya es hora de dejar sentadas algunas cuestiones: desde hace siglos, vivimos en una cultura machista -en su sentido más amplio- lo que supone que es el hombre quien siempre ha gestionado todos los recursos: políticos, económicos, lingüísticos y así ad infinitum. 

    Si la mujer asume su posición subordinada, todo irá sobre ruedas. Pero si alguna se atreve a manifestar cierta rebeldía y pretende llegar a ser la protagonista de su vida -se equivoque o no- está sentenciada y, en muchos casos, a muerte. Su “propietario”, tarde o temprano, la matará después de hacer de todo con tal de que su autoestima esté por los suelos.

    Bien. Ese “propietario” es un hombre; no cualquier hombre, sino un hombre culturalmente machista. No todos los hombres vilipendian, humillan, denigran, insultan, golpean y matan; sí lo hacen los machistas.  Y el dolor que ocasionan lo multiplican asesinando a hijos propios.

    No nos hagamos ilusiones porque la sangre va a seguir corriendo; el dolor se extenderá irremediablemente en familias que todavía no tienen a ninguna hija que haya sido acosada, golpeada o ya enterrada. Les llegará; hay que admitirlo. 

Por eso no hay que quedarse en el dolor de la madre a la que acaban de informarle del hallazgo de una de sus hijas ahogada por su padre (no perdamos de vista que es el propio padre quien ha matado a su hija para hacer daño a la madre: la maldad machista en toda su máxima expresión). Poco sirve insultar al padre y desear que lo encuentre y detenga la Policía. De acuerdo. Y al día siguiente de su detención, ¿qué?

    La respuesta es sencilla: vendrá otro hombre machista y asesinará a otra madre y a su hija en cuanto pueda. Parece que esto le compensará para todo el resto de su vida en la cárcel. ¿Se puede frenar esta situación? No, lamentablemente, no. A corto plazo, en unos breves días otra mujer caerá ensangrentada.

    Tengo una sobrina -Eva- de 9 años y quiero que cuando comience a tener relaciones sociales más autónomas de su madre y padre, se encuentre con hombres no machistas; es por esto que quiero hacer un llamamiento a las familias que tienen hijos de edad similar a mi sobrina: por favor, edúquenlos en los valores de la Igualdad, empatía y solidaridad. Que se hagan la cama, que sepan cómo y cuándo poner una lavadora; que, por sí mismos, hagan la lista de la compra; que rechacen la subordinación y la humillación en cualquiera de sus tipos, que aprendan a que un hombre se emociona, que llora y que, por eso, no deja de ser hombre.

    Se los ruego: pongan el máximo empeño en ello porque no quiero que ninguno de vuestros hijos la mire con superioridad; que ninguno la golpee; que ninguno le haga la vida imposible; que ninguno de vuestros hijos la persiga hasta asesinarla y que ninguno se pudra en la cárcel. 

Gracias.

Fernando Ríos Soler

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