De discursos y ferias
- 6 mayo, 2022
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Es indiscutible que la pandemia que se resiste a devolvernos al menos una parte de nuestra vida antes de su irrupción, ha supuesto un antes y después en el conjunto del planeta. Es verdad que ni nos ha hecho más fuertes o mejores, como deseaban algunos, ni tampoco nos ha traído el fin del mundo en pronósticos de los más agoreros, pero algo ha cambiado y no podemos obviar ese cambio.
Dicho esto, sí sería de agradecer que aprendiéramos a ignorarla un poco, a que dejara de ser el centro de atención de mucho de lo que hacemos y decimos. Incluso la indeseable invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas, que sí le ha robado algo del protagonismo, no ha conseguido relegarla a un segundo plano. Vive con nosotros, nos acompaña en el devenir cotidiano de nuestra existencias y, queramos o no, termina por aparecer en cualquier conversación o todavía nos limita en según qué situaciones.
Me resulta especialmente curiosa su constante presencia en discursos y entrevistas. A poco que se analicen, en muchas de las intervenciones públicas que se producen a diario es inevitable la coletilla del tipo: “Tras dos años de pandemia por fin podemos celebrar…”. Yo mismo caí en la tentación mientras atendía a una pregunta de un medio radiofónico local a propósito de la Feria del Libro organizada por las bibliotecas de Villena y celebrada el pasado 30 de abril en la Plaza de Santiago.
A riesgo de equivocarme, creo que dicho evento fue el primero desarrollado en nuestra ciudad tras la eliminación de la obligatoriedad de la mascarilla. Y aunque la feria se celebraba en el exterior y, por lo tanto, en cualquier circunstancia no nos habríamos visto privados del rostro de los demás, da la sensación de que, desde que no tenemos que estar pendientes del dichoso tapabocas, hay como otra alegría en el ambiente. Y la Plaza de Santiago no se libró de esa sensación.
Había ganas de celebrarla, de que fuera el libro el gran protagonista. Y vaya si lo fue. El esfuerzo de las bibliotecas, con una extensa agenda de actividades a lo largo del mes, sobre todo con motivo de su cuadragésimo aniversario, es digno de valorar. Y la guinda a tan suculento pastel, esa Feria de Libro que se había recuperado en 2018 y que por las circunstancias por todos conocidas tuvo que suspenderse en 2020 y 2021, se celebró por todo alto y contó con la presencia de la mayoría de los autores locales.
Ahora solo nos queda pensar en el futuro, afrontarlo con ilusiones renovadas, con esperanza. El horizonte promete regresar a muchas de las citas interrumpidas. Nos invita a disfrutar de más ferias del libro, de más fiestas, de más días luminosos, de más momentos únicos, de más experiencias vitales. Todo depende de nosotros y de nuestra voluntad para seguir el camino.