¿Cuidan los hombres a sus mayores?

  • 26 abril, 2016
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¿Cuidan los hombres a sus mayores?

Todas las personas queremos llegar a viejas sin envejecer, aunque con los años suelen llegar los primeros achaques, y antes o después la necesidad de ayuda para un número creciente de actividades. Todas podemos acabar necesitando ayuda hasta para lavarnos, controlar las necesidades o utilizar el servicio. En estos casos suele ser la familia la que se encarga del cuidado y casi siempre lo asume una mujer sin que medie ningún acuerdo explícito previo, por lo que los cuidados siguen estando en manos de la comunidad y no del sistema formal de salud.

El impacto sobre la salud de las personas cuidadoras es muy grande. Su vida puede llegar a girar en torno a un ser querido cada vez más dependiente, se sienten atrapadas y con sentimiento de culpa, van perdiendo las amistades, apenas salen con sus parejas y necesitan descansar. Los recursos económicos son clave para satisfacer muchas de las necesidades de las personas dependientes y de sus cuidadoras; permiten contratar ayuda, conciliar los cuidados con la vida laboral y social, reducir la conflictividad familiar y atenuar la desigualdad entre hombres y mujeres. Pero la mayoría de las personas que precisan cuidados no aportan ayuda económica, y si la prestan no suele cubrir lo que se gasta en sus cuidados. Para colmo, los recortes de ayuda a la dependencia de los últimos años han sobrecargado a las familias en general y a las mujeres en particular.

Dada la influencia del género en la distribución de las actividades públicas y privadas, productivas y reproductivas, el hombre sigue muy vinculado al ámbito productivo y sigue muy extendida la idea de que las mujeres son las proveedoras naturales del cuidado. La idea misma de la discapacidad está condicionada por el género. Vemos a muchos hombres mayores que enviudan y son incapaces de hacer las tareas domésticas que hacían sus esposas; aunque no tienen ninguna discapacidad física es evidente que tienen una discapacidad de origen social que se puede atender con cursos de formación para que aprendan a cuidar o cuidarse. La mayoría de los varones están acostumbrados a que primero los cuidara su madre y más tarde su pareja, dedicándoles tiempo, cariño, respeto y apoyo. No necesitaron aprender a cuidarse ni a cuidar de otras personas, lo que ayuda a explicar que solo un 15% de quienes consideramos responsables del cuidado de una persona mayor dependiente sean hombres.

Los hombres se ven menos presionados que las mujeres para asumir esta responsabilidad, sobre todo menos que las hijas solteras y las viudas, que son  quienes más sufren el mandato del “deber de…”. De hecho, aunque la mayoría de las y los cuidadores de mayores creen que hombres y mujeres pueden cuidar por igual, si les preguntamos quién prefieren que les cuide en su vejez son cinco veces más quienes prefieren que lo haga una hija a que sea un hijo.

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