Crónica de la gran corrida cómico-taurina de los Marinos Corsarios
- 11 septiembre, 2024
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El pasado día 9 de septiembre de 2024 se celebraba en la Monumental Plaza de Santa María, la tradicional corrida cómico taurina que los Marinos Corsarios vienen realizando en las fiestas patronales y de forma ininterrumpida durante veintiún años, a excepción de los años del Covid.
Mientras se iniciaba el paseillo en la sede de los Marineros del Chicharra, en la plaza el ambiente se calentaba más que un sol de agosto, y no sólo por la temperatura, sino por el cartel de lujo que prometía una corrida inolvidable. Los espadas iniciales, conocidos por sus habilidades y sus pintorescos nombres, eran Francisco Peño, Fran de Gibraltar y Erik Pichi King. Pero, como en cualquier buena historia taurina, los planes cambiaron y el drama se desató. A última hora, Francisco Peño sufrió una lesión y se cayó del cartel para dar paso a Joselito del Raval. Este cambio de última hora fue recibido con sorpresa por el público asistente, aunque el espada no defraudó con su faena a pesar de ser nuevo en la plaza.
Para deleite del público asistente, los picadores Omar Amorós, conocido en el mundo taurino como “Ramaleras”, y el insigne Picantillo de Jerez, salieron al ruedo armados no solo con sus lanzas, sino también con una dosis de valentía que se podía cortar con cuchillo. “Ramaleras”, que tiene un historial de estar más cerca del suelo que del toro, y “Picantillo”, conocido por sus “picantes” bromas en los tendidos, se enfrentaron a los tres magníficos toros de la ganadería de los Morales que nunca defraudan.
El primero de los toros, fue lidiado por Joselito del Raval, quien con su estilo característico y su valor a prueba de bombas, se enfrentó a su adversario con gran dignidad lo que hizo que el público se deshiciera en aplausos y pidieran para el diestro orejas y rabo.
El segundo de los toros, el más joven de la ganadería de los Morales, se enfrentó a Erik Pichi King, quien pese a su juventud ya es un espada con experiencia en esta plaza. Con su estilo desenfadado pero a la vez elegante, puntualidad inglesa y presencia magnética, se ganó el calor del público asistente. Vuelta al ruedo y oreja para este pequeño gran torero.
El último toro, el más bravo y de mayor envergadura, fue lidiado con maestría por Fran de Gibraltar. Pero como si el destino hubiera decidido tomarse el día libre, Fran sufrió una grave cogida y tuvo que ser asistido in situ por el personal sanitario de la plaza, en una intervención de emergencia que dejó a todos con el corazón en un puño. Se demostró así que en el toreo, el heroísmo no siempre lleva capa, sino a menudo bata blanca.
Mientras Fran recibía los cuidados necesarios y el silencio se apoderaba del tendido, Erik Pichi King y Joselito del Raval tuvieron que tomarse el ruedo en serio, demostrando que el espectáculo debía continuar.
Sin embargo todavía no habían terminado las sorpresas pues hubo una nueva interrupción que impidió que el lance terminara a su hora, ya que un conocido comerciante de la población, aficionado al mundo del toro, saltó la barrera y se lanzó al ruedo causando importantes daños al toro, lo que motivó que nuevamente el equipo sanitario tuviera que volver a entrar al coso para auxiliar en esta ocasión al toro que tuvo que aguantar el resto de la faena con un único cuerno, lo que sin duda le dejaba en clara desventaja frente a sus adversarios. El “espontáneo” fuer retirado de la plaza por los agentes de la autoridad y no hubo más incidentes.
Por supuesto, es de agradecer a los componentes de la escuadra de Marineros del Chicharra que una vez más, mitigaran el calor del mediodía ofreciendo a los asistentes sangría fresca con la que aplacar la sed. Naturalmente también hubo venta y reventa de papeletas para el sorteo de un jamón. Cuando el agraciado fue a retirar el trofeo se escucharon algunos gritos de “tongo, tongo” pero no hubo ninguna impugnación ya que el sorteo fue totalmente transparente, aunque en previsión de futuros “conflictos”, los chicharreros anunciaron que para el año que viene se hará ante notario, igualico, igualico que con las Tribunas.
En resumen, la corrida de ayer fue una de esas que se recordarán no sólo por el espectáculo brindado, sino también por las sorpresas que hicieron que el evento se sintiera más como una montaña rusa que como una corrida tradicional. Y aunque Francisco Peño no pudo estar para vivir el momento, seguro que desde casa disfrutó de la retransmisión en directo desde la plaza. Se demostró que, en el mundo cómico-taurino de los Marinos Corsarios, lo único que se puede esperar es lo inesperado.
Nota al pie: en esta corrida ningún animal ni ningún ser humano ha sido maltratado. No te pierdas la edición 2025.
Mª Fuensanta Martínez