Concilia qué?…. La vuelta al cole
- 26 septiembre, 2021
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Todos los años, cuando llegan estas fechas de volver al curso escolar, podemos escuchar a nuestro alrededor esa frase de “¡Qué ganas de volver a la rutina!”.
Los períodos de vacaciones escolares, en aquellas familias que tienen peques, son una época de malabares de horarios, búsqueda de actividades de ocio o excursiones a casa de abuelas y abuelos en el caso que estén disponibles o el recurso a ‘canguros’.
Está claro que los horarios laborales de la mayoría de personas adultas en edad de trabajar no coinciden ni por asomo con los horarios escolares, lo que supone un auténtico quebradero de cabeza en muchos hogares, que ansían la esperada vuelta al cole. Porque la escuela, sin ser su función, se ha convertido también en algo que nos ayuda a conciliar; bueno, siempre dependiendo de horarios laborales. La escuela no puede convertirse en un aparcadero de criaturas, que entre horas lectivas, escuela matutina, comedor y extraescolares, pasan más horas allí que algunas personas adultas en el trabajo.
Pero …¿qué es esto de la conciliación? ¿Una utopía? ¿Un mito como los unicornios?
Las medidas de conciliación de la vida laboral, familiar y personal se introdujeron en la legislación española por los años 90, debido a la transposición de directivas de la Unión Europea que tenían como objetivo aumentar el acceso de las mujeres al mercado laboral, ya que el principal obstáculo para lograr la igualdad en el empleo, eran las llamadas ‘cargas familiares’.
Estas ‘cargas’, al parecer recaían en exclusiva en las mujeres de la familia, y las medidas de conciliación sólo eran utilizadas por ellas (reducciones de jornada y excedencias generalmente). Después de unos 30 años, la estadística nos demuestra que efectivamente sigue siendo así, dado que la mayoría de personas, un 90 %, que utiliza las medidas de conciliación son mujeres. Aunque sea un derecho laboral reconocido para todas las personas trabajadoras; sí, para los hombres también.
Cuando hablamos de conciliación parece que nos estamos refiriendo a cuadrar horarios, hacer equilibrios imposibles para trabajar fuera de casa, cuidar a aquellas personas de nuestra familia que necesitan atención, y ya, si eso, tener algo de tiempo libre para nosotras.
La verdad es que parece imposible. ¿A cuántas cosas que nos gustaría hacer, tenemos que renunciar por falta de tiempo propio? Esto, es siempre así o ¿sólo ocurre en determinados momentos de nuestra vida? En este punto, ¿tenemos los mismos problemas de conciliación mujeres y hombres?
Desde que dejamos de dedicarnos a “nuestras labores”, hemos ganado en autonomía y sobre todo en independencia económica, pero ¿realmente “nuestras labores” han dejado de ser nuestras? O conciliamos entre ellas y nuestro trabajo fuera del hogar, a costa de sacrificar la vida personal y el tiempo libre.
Sin corresponsabilidad familiar y social, no puede haber conciliación posible. Los cambios en este sentido son muy lentos: compartir los cuidados, considerarlos una tarea importante para la sociedad en conjunto. Esto requiere plantearse unos horarios razonables de trabajo, y en algunos países de nuestro entorno ya se está trabajando en ello.
Me comentaba hace años un amigo que visitó un país europeo, que le llamó muchísimo la atención ver que allí, a las 5 de la tarde acababan de trabajar, lo hacían en jornada intensiva con una hora para comer, y a las 7 de la tarde cerraba la mayoría de comercios (que a mediodía no cerraban cuatro horas como por aquí), de manera que las familias ya estaban en casa y podían convivir. Los horarios escolares estaban también adaptados a este ritmo. En aquellos momentos que nuestras criaturas eran pequeñas, le pareció de lo más maravilloso del mundo, disponer de tiempo para todo.