Celebrando el Día Mundial del Medio Ambiente: origen, importancia y significado
- 5 junio, 2022
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En mi opinión, hacemos un abuso de los días mundiales e internacionales. En estos momentos no hay un colectivo que no tenga uno para celebrar, y como los días del año son finitos, se amontonan las celebraciones en el calendario. Yo lo comparo con un santoral laico donde aprovechamos cada jornada para reivindicar o celebrar algo. Es un fenómeno que socialmente se ha ido aceptando poco a poco; pero, como también pasa con el santoral, hay celebraciones más sonadas que otras. Por ejemplo, el 21 de marzo, el Día Internacional de los Bosques rivaliza con el de la Poesía y seis celebraciones más; es una fecha para considerar, en la que se coinciden el Día Mundial del Síndrome de Down, de la Cefalea en Racimos y de las Marionetas. Es evidente que no todos ellos tienen el mismo peso social y, lo que es peor, a veces en la misma persona recaen varias celebraciones… Incluso ya hay páginas web en la que se recogen día por día todas las celebraciones del año.
Pues a pesar de esta avalancha de días mundiales e internacionales, creo que hay algunos que son muy destacables, porque no son sólo una celebración, sino que representan una revolución social en torno a un tema; es éste el caso del Día Mundial del Medioambiente, ya que hasta hace relativamente poco tiempo la protección del medio natural no tenía mucha importancia social y política. Aunque a nosotros nos llame ahora la atención pensar en una sociedad a la que el medioambiente no le importaba demasiado, anoto aquí dos datos que creo son significativos y nos ponen en situación. En primer lugar, en el Tratado de Roma firmado en marzo de 1957 –mediante el cual quedaba constituida y comenzaría a funcionar al año siguiente la CEE (Comunidad Económica Europea)– no se hace referencia en ningún lugar a medidas de protección del medio ambiente o temas similares; en segundo lugar, fue en 1972 cuando se creó Greenpeace, el primer grupo de presión ecologista por todos conocido, que apenas tiene 50 años. Es decir, que fue a mediados del siglo pasado cuando ocurrió algo que nos puso en alerta para empezar a valorar la importancia de cuidar el entorno. En 1945, terminada la Segunda Guerra Mundial, se firma la Carta de Naciones Unidades para que un horror como aquel no volviera a ocurrir; y, quién lo diría, el ser humano olvidadizo vuelve de nuevo a caer en guerras crueles como las que se han vivido desde entonces, olvidando lo que un día se acordó. En el año 1948 se crea la IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), aunque sin dotación económica, por lo que en las primeras décadas sólo abordó asuntos sobre parques naturales; su actividad, tal y como la conocemos hoy día, comienza en la década de 1970. Precisamente fue el 5 de junio de 1972, cuando comenzó la Primera Cumbre de la Tierra en Estocolmo, dirigida por el primer ministro sueco Olof Palme. Fue un hito histórico realizar una conferencia científica mundial auspiciada por las Naciones Unidas donde solo había un objetivo: hablar de cuestiones de medio ambiente. Pero tuvieron que pasar muchas cosas antes para llegar a esa cumbre tan necesaria, que marcó el punto de inflexión de las políticas medioambientales en muchos países, y por la que el 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente.
Y es que a veces nos preguntamos qué podemos hacer para cambiar las cosas, y terminamos pensando que nosotros sólo somos una minúscula gota de agua en el océano, sin apenas importancia. Pero los océanos están formados por millones de gotas y el mundo está lleno de casos de gotas que fueron capaces de mover a muchas otras para formar una gran ola… Y eso es lo que ocurrió. Gaylor Nelson, un senador estadounidense de Wisconsin, a raíz de una charla impartida en 1968 por el profesor Morton Hilbert sobre el deterioro del medio ambiente, comenzó a urdir una gran concentración a nivel nacional con el fin de reclamar una agencia que se ocupara de la protección del medio ambiente. No hay que olvidar que ese año se dio la voz de alarma de que los recursos se agotaban y se encargó el informe de los límites del crecimiento, impulsado por el Club de Roma, que se publicó en 1972. Fue en ese mismo año cuando se produjo la gran concentración y tuvo un enorme éxito, participando todos los estamentos educativos de EE.UU., desde la educación primaria hasta la universitaria; aglutinó a 20 millones de personas (gotas) y se consiguió mucho más de lo que se pedía, se creó la Agencia de Protección Ambiental y se modificaron algunas políticas para incluir la conservación del medio; en suma, fue el germen de las Conferencias de la Tierra que se han venido realizando desde entonces, y que han supuesto un gran avance en las políticas de conservación y protección ambiental. Pero los cambios tuvieron que esperar, ya que la gran crisis del petróleo en 1973 ralentizó la puesta en marcha de algunas políticas. Dicho sea de paso, la manifestación tuvo lugar el 22 de abril de 1970, que es el Día Internacional de la Madre Tierra.
Por ello, celebrar el día del medio ambiente, no es sólo un momento de reconocimiento de que nuestro planeta es nuestra casa y que hay que protegerla; es también un día de reflexión, de conocer cuál es nuestra historia, de sentirnos bien porque en estos últimos 50 años se ha conseguido mucha concienciación, aunque aún quede mucho por hacer. Pero no es la primera vez que en las últimas décadas hemos vivido una crisis energética como la que se avecina, que puede traer años de oscuridad económica en los que el medio ambiente sufre por el abandono de las políticas conservacionistas, guerras y calamidades que acechan de nuevo. Aprendamos de errores pasados y estemos alerta sobre nuestro futuro. La Tierra no puede esperar.