Campaña sobre campaña
- 26 mayo, 2023
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Y sobre campañas, dos. Elecciones autonómicas y municipales. Si bien he de confesarles que de las autonómicas estoy algo descolgado y sin embargo, bastante interesado en las municipales.
A la vista del estado en el que se encuentra nuestra ciudad, inmersa en remodelaciones varias de parques, jardines y vías públicas, el comentario más habitual que he podido escuchar es el de “tenía que haber elecciones todos los años”. Y es que lo que está pasando, como ya pasó en otras legislaturas anteriores, es que parece que sea en esa recta final del mandato de nuestros municipales gobernantes, cuando tienen que demostrar lo mucho que se ha trabajado y se está trabajado, aún en campaña, por nuestro pueblo con título de ciudad.
¿Qué modelo de ciudad queremos? Es difícil hacerse una idea con medio subsuelo levantado y el otro medio, clamando por su turno, a ver si de una vez se acometen las reformas necesarias para que se solucionen las humedades y problemas diversos acusados por el barrio más antiguo, el del Rabal. Ese que nos da la alegría de celebrar la feria Medieval y que existe durante todo el año, el barrio, digo.
Todas las fuerzas políticas habrán ido tocando puertas para escuchar cientos de peticiones y reivindicaciones de asociaciones, clubes, vecindarios…No hay mucho nuevo que contar. Seguimos queriendo una pista de atletismo en condiciones óptimas para nuestros atletas, que sea la envidia de la comarca. A la que vengan a entrenar vecinos de otras poblaciones cercanas evitando además que nuestras grandes promesas migren.
Queremos que no se olviden de que hay vida más allá de la Corredera y de la Avenida de la Constitución. No queremos perder más comercios, que no se echen más persianas por la crisis económica. Quizá haya sido casualidad, jubilaciones de los dueños originarios y un futuro incierto que no resulta nada atractivo para los sucesores. No queremos perder más servicios. Dígase ahora la desaparición de Villena del juzgado de violencia para concentrar las competencias en un juzgado comarcal en la vecina localidad de Elda. Desvestir un santo para vestir otro, que creo que dice mi madre. Las víctimas, los profesionales y el resto de operadores jurídicos deben exigir una mejor calidad y rapidez en la resolución de estos asuntos, como del resto. Nos pretenden vender lo del “juzgado especializado” ocultando que lo que ahora abarcan dos juzgados, lo abarcaría uno, y a ser posible con el personal y los medios justitos. Que estamos hablando de justicia, tampoco hay que desfasarse.
Se reforma el actual edificio de los juzgados para dar cabida a una oficina de atención a la víctima, se crea un punto de encuentro para familias que hasta ahora sólo existía en Elda y al que muchos progenitores no acudían simplemente por lo incómodo del desplazamiento, pero derivamos a las victimas de violencia a un “juzgado comarcal” que no va a ser ni más rápido, ni más eficaz, ni mucho más “profesional”. Y sin embargo, nos anuncian la creación de un nuevo edificio de juzgados a ubicar justo enfrente del ahora existente. ¿Alguien controla que las cantidades de dinero que se invierten en estas cosas sean razonablemente empleadas? ¿De verdad sabe alguien ciertamente qué modelo de comunidad o de ciudad queremos? Porque a mí me sigue sonando a que vamos a salto de mata.
Señor, si es de verdad que existes, danos paciencia a raudales.
Queremos más opciones para el ocio. Bendito trabajo el del Cine Club que hace lo que puede para traernos el cine a casa. Las campañas de verano están bien, pero para la gente a la que ya no le apetece ese “ocio dirigido por monitores etc” veo poca alternativa. ¿Qué es lo que hace que Villena no resulte atractiva para que alguna empresa decida montar un cine? ¿Qué hace que Villena no resulte atractiva para que se instalen en nuestro suelo industrias etc? Y esto no es nada nuevo…
Ya, por dar argumentos infundados y fantásticos, quizá exista una terrible maldición del Marqués de Villena, o de vaya usted a saber de qué reto personaje histórico, que impide que salgamos del bucle. Algún fantasma, vamos, en el más amplio sentido de la palabra.
Y en cuanto a nuestros candidatos, siempre me ha parecido que el debate en la proximidad es más limpio que en las grandes distancias. En el pueblo (con título de ciudad) hay poco trapo sucio que sacar y muchas las bondades que se cuentan de unos y de otros. Al fin y al cabo se nos conoce por ser nietos, hijos o hermanos de. Para lo bueno y para lo malo. A excepción de los comentarios a las publicaciones en redes, que siempre dan mucho de sí.
Lo de airear las vergüenzas, que haberlas hailas, es más de altas esferas: una pareja algo viciosilla, una crema que se cae por accidente en un bolso, un máster de dudosa titularidad, una licenciatura por la vía rápida, algún traficante, alguna reunión secreta y confabulación, aunque como los juicios, nunca tienen nada que ver con las películas americanas.
Un miembro de mi tribu se estrena este año en las urnas, por la mayoría de edad. Anda con ilusión preguntando a unos y otros, sin saber si dejarse llevar por la tradición de uno de sus progenitores, que es de voto costumbrista y heredado, o por el otro progenitor, que ha creado su propio criterio, o incluso algo más complejo, escuchar los mensajes, valorar quién es más creíble o inspira más confianza, y votar en consecuencia. Más difícil pero más honesto, Me preocupa que me diga que de su quinta, todos dicen al menos, que van a votar a VOX. Y eso ciertamente me preocupa, y no porque les esté llenando ese mensaje para mí casposo y trasnochado, sino porque algo está fallando en las demás fuerzas políticas si no consiguen llegar a esta juventud de nuevos electores. Apunto para otra reflexión futura.
Y en fin, mi deseo es que gobierne quien nos gobierne en estos próximos cuatro años, tenga la cabecica amueblada, que tenga sensatez, que no entre en cuestiones vanales y se centre en lo realmente importante, que evite la confrontación y guarde respeto a la ciudad y a sus ciudadanos.
He dicho.