Caluroso Domingo de Ramos en Villena
- 15 abril, 2019
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Con un día espléndido y bajo un sol de justicia comenzó en Villena el Domingo de Ramos con la bendición de palmas y posterior procesión de la Borrica a cargo de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Luz y Jesús Rescatado.
Por la tarde, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Amor en su Prendimiento y María Santísima de la Esperanza comenzó desde la iglesia de Santiago la estación de penitencia de dos pasos a estilo sevillano, los nazarenos acompañaron al paso de misterio con la imagen de Nuestro Padre Jesús del Amor en su Prendimiento; y María Santísima de la Esperanza que iniciaron su paseo inicial con costaleros bajo palio acompañados por señoras y señoritas ataviadas con la clásica mantilla y teja negra española.
Este año la hermandad estrenó el libro de reglas en orfebrería y la vara de mando del Hermano Mayo realizados por el villenense Samuel Díaz. También se estrenó la nueva bacalá realizada y diseñada por Simón Martínez y María del Prado Rodríguez y se estrenó la marcha salve procesional par apalio “En Villena, mi Esperanza” del maestro Alfonso C. González .
Uno de los momentos más emotivos que se vivió en esta procesión fue pasadas las ocho y media de la tarde, cuando una de las pocas saeteras que quedan en Villena, en la calle Corredera cantó una saeta a María Santísima de la Esperanza, tras años sin poderlo hacer por problemas vocales. La levantá estuvo dedicada a la misma.
La buena temperatura animaron a los villenense a salir a la calle y arropar el paso de las dos imágenes.
Hoy lunes a las 21:00 horas y desde la Capilla del Asilo de Ancianos dará comienzo la procesión por la Hermandad del Santísimo Cristo de la Caída y María Santísima de la Amargura, saliendo a las calles sus dos imágenes titulares
Debemos destacar de estos pasos a sus portadores, que con su gran hacer y porte a la hora de sacar a la calle sus imágenes nos transmiten el amor que sienten por ellas. Resaltamos dos momentos cumbres, primero la salida de la capilla del asilo de los ancianos desamparados donde los pasos quedan a milímetros del suelo y su momento cumbre, bello donde los haya, su llegada, el encuentro del hijo con su madre, único su balanceo, que sus portadores y portadoras le saben dar, momentos que no se deben perder.