Alonso glosa las virtudes del Rabal en su pregón de las Fiestas del Medievo
- 11 marzo, 2023
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Mª Ángeles Alonso Vargas, profesora Titular de Botánica del Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales y pertenece al Grupo de investigación de Botánica y Conservación Vegetal de la Universidad de Alicante, fue la encargada de dar el pistoletazo de salida a las Fiestas de Medievo.
Tras dos años de pandemía y un pregón, el de año pasado deslucido por la lluvia, la cálida noche de mes de marzo propició, que númeroso público se congregará en la plaza de Biar, en pleno corazón del Rabal, para escuchar las palabras de la pregonera. Así, y tras la presentación del presidente de la Asociación de Vecinos del barrio del Rabal, Alonso comenzó su discurso argumentando cómo el hecho de ser elegida pregonera le ha llevado a encontrar sus raíces es este barrio.
La pregonera glosó las bondades del barrio, que fue el embrión de la ciudad, y como sus vecinos trabajan ahora por devolverle esplendor. Además dio les dio la gracias por su buena acogida durante el periodo que fue directora de la Sede Universitaria de Villena, ubicada en las antiguas escuelas de La Tercia.
Alonso se grangejó el aplauso del público al finalizar el discurso en el que agradeció el apoyo a sus compañeros del grupo Salicornio.
PREGÓN FIESTAS DEL RABAL 2023
Mª Ángeles Alonso Vargas
Señor alcaide de la Villa, personalidades del concejo municipal, majestades –Isabel y Fernando–, cristianos, musulmanes, judíos, que convivís en estas tierras. Tres culturas, un solo pueblo.
Y por orden del señor alcaide, se hace saber que seáis bienvenidos los mercaderes que habéis acudido a Bilyana desde todos los rincones de Hispania, y se recuerda que este año su mercado franco de jueves cambiará de día, para celebrarlo viernes, sábado y domingo… Esperamos en esta nuestra Villa a muchos visitantes, que vendrán a disfrutar de él.
En estos tres días, que va a durar la feria, el barrio del Rabal retrocede más de 500 años, recreando por todos sus rincones, parte de lo que ha sido nuestra historia. El barrio se engalana y por un breve periodo de tiempo nos sumergimos y convertimos en aquellos antepasados que habitaron estos lugares porque todos nosotros, los que estamos esta noche aquí, en la plaza, somos el resultado de lo vivido por nuestros ancestros: nuestra idiosincrasia es la suma de todo ello y no debemos nunca perder esta memoria colectiva.
Y si hay quienes saben lo que es recuperar y revitalizar, esos son los artífices de estas fiestas: la asociación de vecinos del Rabal, los amigos de Santa María y los de la ermita de San José. Ellos, junto a otras asociaciones, grupos, colegios, músicos, escuelas de danzas, recreadores, grupos de teatro, administraciones, y personas a título individual que se han ido sumando, hacen que cada año estas fiestas brillen con luz propia, llenando de contenido nuestras calles. Incluso nos visitan judíos que viene de tierras cordobesas y que ha llegado a sus oídos la importancia de nuestras fiestas. Y no debemos olvidar las personas que velaran por nuestra seguridad estos días.
Y la recompensa a todo ello, es la gran afluencia de personas que cada año vienen a compartir con nosotros estos días alegres y festivos; pero es tanto lo que se nos ofrece en tres días que, aunque se esfuercen en dibujar un mapa detallado junto a un programa de actividades infinito, llegar a todo es misión imposible. Por esa y otras razones, muchos de nuestros visitantes repiten.
Me embarga la emoción. No sé qué he debido hacer para que un grupo de personas pensaran en mí para brindarme el honor de ser la Pregonera de estas fiestas… pero tampoco lo voy a preguntar. Fue tal la alegría con la que recibí la noticia, que era como una niña con zapatos nuevos, ya no me los podían quitar. Y les doy las gracias, porque este hecho me ha llevado a indagar en mi pasado rabalero; y hete aquí que, en estas pesquisas, me topé con la grata sorpresa que en este mismo lugar donde me encuentro esta noche, vio la luz por primera vez mi abuela, Ángeles Hernández Sauco, hija de Paco Hernández, hermano de Juan Hernández, el párroco de Santa María –la iglesia donde la bautizaron el 10 de marzo de 1902, dato que me confirmó D. Cristóbal, a quien agradezco que escudriñase en los archivos parroquiales–, e hija también de Trinidad Sauco, que dicho sea de paso se encargaba de arreglar la Ermita de San José, ya que era la cuñada del párroco y sobrina de Juan Chaumel… entre curas andaba el juego. También es verdad que mucho no le costaba, porque vivía a pocos pasos de la ermita. Ahora ya tengo material suficiente para contestar a esa temible pregunta villenera: “Nena, ¿y tú de quién eres?”…
Pero si algo tiene este barrio es su vecindario, que no ha perdido las verdaderas “redes sociales” de la calle: todos se conocen, se saludan, sacan las sillas por la noche para tomar el fresco y hacen recuento de los nuevos vecinos, que son acogidos con afecto y respeto. Ellos son la salvaguarda de la personalidad de los villeneros. No hay que olvidar que desde el Rabal creció la ciudad que hoy conocemos; la parte “nueva” se construyó encima de huertos, fuentes y balsas que eran el sustento de este pueblo, los tiempos cambian. Villena, tiene la suerte de poseer muchos tesoros, y el tesoro de nuestra historia está aquí, en el Rabal. Y la gente de este barrio lo sabe y por eso trabajan incansablemente para que nadie lo olvide… ¿Qué sería de un pueblo sin memoria?, ¿qué es un pueblo que pierde sus raíces? Pues aquí, en estas calles, están nuestras raíces.
Calles que estos días se llenaran de mercaderes, saltimbanquis, recreaciones, música, fuego, cetreros, juglares, brujas, bodas, bebés, danza, tambores, máscaras, cuentacuentos, teatro, talleres, fotógrafos, tortas fritas de la ermita de San José… y tantas y tantas cosas… porque si algo tienen las Fiestas del Medievo de Villena, que las hace diferentes del resto, es la implicación que muchas personas, no sólo del barrio sino también de otras partes de la ciudad, llegan hasta estas calles para participar de la fiesta, vestidas a lo medieval… Mi amigo David, se tocaría la barba y murmuraría: “Di mejor, disfrazadas”. David, la culpa la tiene Hollywood… Pero fuera como fuere la implicación es lo que cuenta y aquí nos reunimos para celebrar y disfrutar. Todo este trabajo, todo este gran esfuerzo, ha valido para sean nombradas Fiestas de Interés Turístico Autonómico, ¡que no es poco!
Os voy a contar cómo fue la manera en la que yo comencé a participar de estas fiestas. Con una falda, un corpiño, una camisa blanca y una guirnalda de flores en el pelo me interné en estas calles, con mi amiga Mila. Un rabalero de cepa, como es Paco “El ruso”, nos animó a participar de esta manera en el medievo, allá por el 2013; y disfrutamos de unas fiestas increíbles y desde entonces repetimos año tras año. La procesión de las antorchas y la batalla de las lechugas son dos de los eventos que no suelo perderme, me encanta disfrutar de ellos. Y es que cuando las gentes del Rabal te inoculan su veneno estás perdida, te envuelven con su alegría, con sus ganas de trabajar y pasarlo bien. Y como enredada en la tela de una araña, ya no puedes liberarte… pero tampoco quieres… te dan mucho más de lo que tú ofreces. En esos momentos ni me imaginaba que un día sería vecina, porque por sorpresa me llegó la posibilidad de ser la directora de la Sede Universitaria, y fue entonces cuando comencé a participar de todas a las actividades que organizaban mis vecinos. Todavía recuerdo mi primera reunión con Pepe Cabanes y la entonces concejala de casco antiguo, Mª Carmen García; creo que, de esa reunión, como se diría, salió “una bonita amistad” y también la ayuda incondicional de la gente del barrio, a la que estoy eternamente agradecida. En esa etapa de mi vida, conocí a muchas personas que ahora considero mis amigos, que me sorprendieron por su incondicional amor a éste, su barrio, a su patrimonio; me sorprendió la implicación y la generosidad que ponen en cada una de sus actuaciones… y eso se contagia, porque hoy me siento una más de ellas.
Calles que han visto luchas, sangre de un pueblo por su libertad, porque este año vamos a tener la suerte de escuchar de nuevo las campanas de Santa María. No sé qué toque escucharemos de los trece que existen, es un patrimonio que no podemos perder y menos ahora que los toques civiles de las campanas son patrimonio de la humanidad.
Escuchad…. Dong, dong, dong –llevamos tres–…. Dong –cuatro–… Dong –cinco–. ¡La señal! Y salimos a la calle, y la calle se tiñó de rojo y sólo se oían golpes y ruidos de espadas, y luchamos por nuestra libertad, por terminar con el yugo al que estábamos sometidos por el alcaide del castillo, D. Diego López Pacheco, segundo el marqués de Villena. Las gentes de Villena somos fuertes y luchadoras, no en vano somos un pueblo de frontera, donde desde siempre hemos tenido que estar preparadas para lo que pueda venir. Y por estas calles pasó también el ejército austracista, asediando nuestro castillo, hecho que fue decisivo en el triunfo de los borbones que se resolvió poco después en la muy conocida “Batalla de Almansa”. Por ello, nos merecimos el título de “Muy noble y leal y fidelísima”. Aquéllos arrasaron la ciudad y estas calles también vieron pasar después a las tropas francesas, que bombardearon nuestra fortaleza… Es mucho lo vivido. A quien pasea por estas calles al atardecer le invade un profundo silencio. Ese silencio es como la luz blanca: la suma de todos los sonidos oídos en estas calles, que unos a otros se enmudecen.
Silencio que se rompe estos días, donde cobran vida muchas de las personas y personajes que ha tenido Villena en su historia. Nos enfrentaremos cara cara con el Marqués, saldrán de la ermita Don Juan Manuel y Doña Constanza –pobre niña recluida en el castillo desde los seis años a la espera de casarse–; saldrá el Cabezudo del Orejón, desde San José, y el Toquis nonis desde San Antón. Y este año volverán a tomar vida Enrique de Villena “El nigromante”, hijo del primer marques de Villena, y su hija Sor Isabel de Villena.
No puedo, ni debo, y más siendo Salicornia, no reivindicar algo del pueblo como es la torre del Orejón. Porque hablando de campanas, la “campanica” de Santa María nos recuerda que su lugar no es ese, que tiene que volver a su torre… esa que ya fue testigo del título de ciudad otorgado a Villena por Carlos I, y que queremos que vuelva a ser testigo de los acontecimientos que están por llegar. Y desde aquí también me gustaría agradecer a este foro –los “Salicornios”– su acogida, muchos de ellos muy implicados también en la recuperación del patrimonio de este Barrio, nuestras reuniones en la bodega del Caracol, la casa de la familia Marco, nos acerca al corazón de esta ciudad.
No puedo sentirme más feliz y orgullosa de estar aquí, en este balcón, rodeada de amigos; y que me ofrezcan la oportunidad de encender la mecha y dar por iniciadas las Fiestas del Medievo. Os deseo que disfrutéis de buenas viandas, jarras de vino y cerveza; que disfrutéis del ruido y de los cánticos, que bailéis por la calle. Seguro que aparecerá un juglar o un bufón que os hará bailar, cantar y reír… Que suenen nuestras risas, que la alegría brote a raudales, porque empiezan las Fiestas del Medievo.
Y, ahora sí…
¡¡¡¡Qué comiencen las vigesimoprimeras Fiestas del Medievo!!!
Muchas gracias