Alfonso Martínez Azorín, “Bufanda” Alfonso el del agua
- 23 noviembre, 2022
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Nació un 6 de abril de 1943, hijo de José Antonio Martínez Azorín y Encarnación Azorín Ferriz. Tuvo una infancia feliz y tuvo el amor y el apoyo de unos padres maravillosos. Por el año 1962 conoció a Virtudes (la hija del Bolo del Alfalfes). Fue en Pascua cuando Virtudes y su cuadrilla acogieron a Alfonso para ir a Bulilla y desde entonces, mi padre y mi madre se cogieron de la mano y hasta hoy.
Se casaron el 17 de septiembre de 1969 y tuvieron tres hijos: José Antonio, Encarna y Llanos. Fue un trabajador incansable, honrado, siempre al volante de su camión cisterna. Recordaremos con cariño su eslogan: “Si quieres tener la piscina llena, llama a Alfonso de Villena”.
La familia fue creciendo y llegaron a nuestras vidas: Sole, Padilla y Oscar, a los que acogisteis como hijos. Más adelante vinieron vuestros nietos: Llanos, Adriana, Victoria, Minerva, Rodrigo y Carlos y os llenaron de felicidad. Abuelo entregado, pendiente de cada uno de ellos y siempre dispuesto a jugar con ellos y cuidarlos.
Muchos y muy buenos amigos has tenido siempre, amigos que te quieren y te echan de menos. Sabías disfrutar de la vida, porque disfrutabas de las pequeñas cosas. Eras muy familiar y has querido y ayudado siempre a tus cuñados y sobrinos que guardan un gran y cariñoso recuerdo tuyo.
Orgulloso contrabandista, rociero y caballista, asociaciones a las que has pertenecido toda tu vida. Nos quedamos pletóricos de bonitos recuerdos y buenos momentos vividos. Todas las celebraciones familiares, sobre todo vuestras Bodas de Plata, la celebración de vuestro 40 aniversario, que celebramos -por si como tu decías- no llegabais a las Bodas de Oro. Pero, afortunadamente llegasteis y vivimos uno de los días más bonitos de nuestras vidas.
Hombre inteligente, discreto y bueno, siempre pendiente de todos nosotros, nos criaste con amor transmitiéndonos valores y principios para que fuéramos buenas personas.
Papa, este es el legado que nos dejas: una familia unida que te adora, unos nietos que te quieren con locura, una mujer enamorada. Habéis tenido una vida feliz, siempre juntos. Entregado en cuerpo y alma a tu Virtudes. Que gran ejemplo eres para nosotros. Ejemplo de vida, de fuerza, de bondad, de entrega a los demás, porque así eras tú de buena persona. Y así te fuiste, de nuestra mano, colmado de amor de toda tu familia. Te fuiste como viviste, tranquilo, prudente, sin hacer ruido y pendiente de todos nosotros. Que felicidad haberte tenido a nuestro lado toda la vida. Ahora, te echamos de menos y lloramos tu ausencia y nos toca aprender a seguir queriéndote sin verte, pero tú vas a estar siempre con nosotros, en nuestro corazón y sabemos que vas a seguir cuidándonos y protegiéndonos como siempre has hecho. En tu recuerdo seguiremos haciendo tu brindis: “Por una piña y sus piñoncitos, siempre juntos y unidos”.
Gracias por todo y gracias por tanto.
Te amamos.
Tu familia.