Alegoría de las labores agrícolas:idiosincrasia masera

  • 2 septiembre, 2015
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Alegoría de las labores  agrícolas:idiosincrasia masera

Muchas y diversas son las señas de identidad de la Comparsa de Labradores. Desde su talante simpático, a sus colores vivos y alegres, pasando por su arraigo en las Fiestas. La Alegoría, con tan pocos años de vida, se ha ganado el derecho a formar parte de la idiosincrasia masera. El séptimo cumpleaños de esta puesta en escena nos deleitará el próximo 6 de septiembre con una temática más dedicada que nunca a la comparsa de la que nace: las labores agrícolas.

La Alegoría, pese a su carácter jocoso y de divertimento es, asimismo, un medio para demostrar el compromiso de la comparsa no sólo con las Fiestas patronales, sino con la Cultura de Villena. Y, por supuesto, con su Historia, pues no olvidemos que Alegorías previas han celebrado sucesos pasados o aniversarios, como la Leyenda de las Cinco Campanadas, el legado agrícola del Pacto de Teodomiro, o el medio siglo del pasodoble “Panchana y sus maseros”, por citar algunos ejemplos. Esta vez no iba a ser menos, pues esta Alegoría está en perfecta sintonía histórica con el patrimonio agrícola villenero.

La vida del labrador, y con ello ya nos adentramos en la Alegoría que nos atañe en este 2015, no se regía tradicionalmente por el calendario habitual, sino por los trabajos a realizar en el campo a través de las diferentes épocas del año. Es usual también emparejar dichas épocas con los periodos estacionales: primavera, verano, otoño e invierno. La agricultura contempla intervalos de siembra y plantación del género en cuestión, finalizando con la recolección tiempo después.

 

Es en esta periodicidad de las tareas del campo donde la Alegoría de 2015 tiene mucho que enseñar, pues, amén de los ya citados, esta representación anual también tiene un objetivo didáctico. Así lo contempla el organizador de este año, José Hernández Amorós, más conocido como Pepe “Pastillo”, quien mucho sabe del campo. Él, esta vez, recoge el testigo de los anteriores maestros de ceremonias: Paco Ribera y Toni Payá. Hagamos un somero recorrido a ese calendario agrícola, y abramos boca con él, a lo que veremos la próxima noche del 6 de septiembre desfilando en la Corredera.

La Siembra

La Alegoría se abre con un arado, tirado por un animal, que precederá a un bloque donde sus integrantes abrirán aparentes surcos para que, posteriormente, los sembradores esparzan el grano de las alforjas sobre ellos. La siembra acontece en un clima templado, se podría decir primaveral, y así lo reconoceremos en el vestir también, de tono fresco pero no tanto como la siguiente de las labores.

 

La Siega

Concluida la siembra, el paso del tiempo da pie a la siega, que en su forma mecanizada se representa con una segadora de aspas y, en su forma más tradicional, con guadañeros que se ganan el jornal a base de corte de hierba y colección del cereal maduro. El estío es el escenario de esta tarea, y así nos lo contará el vestuario, el más ligero de todos, donde veremos camisas arremangadas y alpargatas sin medias, así como sombreros de paja que protegen de un sol que cae sobre la tierra sin piedad por los que la trabajan.

También tienen cabida en esta época, y así lo veremos, aguadoras y espigadoras. Las primeras, refrescando a los suyos del calor imperante; y las segundas rebuscando, valga la redundancia, las espigas que deja la siega.

 

La Vendimia

Es otoño, es tiempo de vendimia. En primer lugar, un carro con toneles abre una estación donde la colecta de la uva quedará de manifiesto por los canastos llenos de esta fruta. Hocetes al aire y racimos que asoman, esta labor requiere de una multitud que trabaje a una. Los primeros fríos también hacen acto de presencia. Es por ello que uno debe abrigarse ya, y hacer uso de las medias, los chalecos y las fajas, si con el relente no quiere destemplarse.

 

La Oliva

El broche llega con la recogida de la oliva, faena antecedida por el carro y los sacos de aceitunas. Por esta vez, se dejan los hocetes de lado y se usan las largas varas, herramientas en la cosecha del fruto del aceite. Se facilita la labor con las mallas extendidas por el suelo que portarán nuestras socias. Por supuesto, y sin olvidarnos de nuestra cronología, estamos en el invierno, en meses gélidos y crudos, donde no sobrarán las prendas oscuras y de fieltro, las mantillas y las sallas. Todo lo necesario para resguardarse de “la rasca” como, por ejemplo, los cacharros con piedras calientes que antaño se usaban para mantener las manos a buena temperatura, evitando así que el frío las agarrotase.

Transcurridas todas y cada una de las estaciones, y trabajado el campo a su debido tiempo, el año de los campesinos llega a su fin. Estampas icónicas, indumentarias, caballerías, carros y, sobre todo, los socios y socias protagonistas, ayudarán y mucho en la remembranza de los trabajos rurales que nuestra Alegoría busca describir. El ambiente se completará con los acompañamientos, de “chirimitas” y “tabalets”, que se fundirán en la recreación de la vida en el campo. Componente musical que se torna imprescindible en todo aquello que concierna a las Fiestas de Moros y Cristianos.

Sirva de aperitivo este texto, y ponemos así punto y aparte, a un trabajo que viene de lejos y en el que, como siempre haciendo gala de su talante participativo, se han volcado maseros y maseras. Con la faena preparada,  tendremos su colofón en las próximas fiestas, en la noche del día 6. Esa noche en la que todos disfrutaremos y podremos maravillarnos con el punto y final: la Alegoría en la Cabalgata. 

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