Diciembre

Tendrían que verme ahora. Pijama de franela, zapatillas, bata y sentado frente a la estufa de leña. Viendo el fuego ir de allá para acá y escuchando el crepitar de la leña al quemarse. Podría quedarme aquí, media vida más.  Echando una cabezadita de vez en cuando, y en paz, como una balsa de aceite. Delante del ventanal, el arbolico ya decorado. Pero no nieva. No hay nieve fuera, como en las películas, como bien dijo Rulo en ese excepcional pregón de Navidad. Es el frío que se te mete en los huesos, pero sin nevada navideña. 

Hoy parece que por fin, estoy tranquilo. El nervio no me mordisquea el estómago.  Si la vida es una montaña rusa, la mía se ha convertido en el vagón loco. Voy sin frenos, rodeado  de cambios hormonales, de cierres de ciclos que no han sido como esperaba, de bajones en el trabajo y mucha incertidumbre. 

Diciembre siempre me remueve el alma. Pero este año todavía más, `porque han pasado muchas cosas. Están pasando muchas cosas. Hay mucho ruido, molesto y agotador ruido. No cesa. Pero en medio de todo ese jaleo, por encima de comunicados estúpidos y necias palabras, algunos de  nuestros paisanos, vienen a hablarnos de las cosas que de verdad importan. Nuria, José  Ramón, Rulo. Arracadas y pregonero. 

Nuria,  la ciencia. José Ramón y la agrupación teatral, la historia, la tradición.  Rulo,  las artes. Con muy pocos días de diferencia y compartiendo el mismo marco, todos consiguieron emocionarnos con sus discursos, pronunciados desde lo más hondo del alma. Los tres nos hablaron de cosas   distintas pero confluyentes en la   necesidad del ser humano de buscar. La curiosidad, conocer el porqué de las cosas, la inquietud por mejorar nuestras vidas, en la salud y en la enfermedad, en los sentimientos, las sensaciones.  El trabajo, la constancia, hacerse respetar.  Y que importante siempre  el apoyo de las familias, de los amigos incondicionales. Y que bonito querer y sentirse querido. 

Y por encima de ese ruido, también la música. Música y vivencias, recuerdos, sentimientos. Esa Banda Municipal,  Medalla de Oro de nuestra muy noble, leal y fidelísima Ciudad de  Villena, donde la Banda es muchas cosas, pero sobre todo es fiesta. Esos cien años poniendo  la banda sonora a las historias de los villenenses, bien merecen un reconocimiento. 

Diciembre se lleva también  parte de mi banda sonora. Serrat se despide de los escenarios. No sé si alguna vez fui a uno de sus conciertos, es decir, que no será eso lo que eche de menos. Sus canciones las tengo todas, grabadas a fuego. Pero las despedidas son tristes, se va Serrat y es como despedir a un amigo. Un buen amigo porque sus palabras nos han hecho siempre tanta compañía, ha puesto letra a tantos sentimientos, ha cantado poesía y ha narrado preciosas historias rematadas con grandes melodías. Él se baja de los escenarios pero seguiremos cantando que nacimos en el Mediterráneo, que tu nombre me sabe a hierba y que sin tí no entiendo el despertar. Penélope seguirá  esperando en el andén.  No perderemos aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas. Seguiremos amando a esos locos bajitos, esos hijos que a menudo, se nos parecen. Lucharemos para la libertad, porque caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Volará la canción para Lucía, la mujer que yo quiero. Y nunca, nunca me levantaré sin pensar que hoy, puede ser un gran día. 

Se apaga el fuego en la chimenea, es hora de terminar. Final con recordatorio, porque  el día 23 de diciembre habrá una rosa para Mónica, en el mismo terreno yermo en que la asesinaron. Porque tampoco el ruido impedirá que te recordemos. Tu risa, tu música y lo orgullosa que estarás de los logros de tu familia.

Feliz Navidad, Próspero 2023. No más sorpresas desagradables. Que el entusiasmo y la genialidad de los villenenses de pro que habitan nuestra ciudad o la llevan por bandera en todos los confines de la tierra, aplaquen el endemoniado ruido de los necios y palmeros.

F. MARTINEZ