Olor a fiestas, olor a alábega
- 2 septiembre, 2021
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Llega septiembre y este mes trae consigo nuestras queridas fiestas de moros y cristianos, festejos que se están haciendo esperar, y que con este, ya son dos años en los que no hemos podido disfrutarlas. Pero la inercia y la nostalgia nos hace intentar rememorar estos días tan señalados para nosotros. Y nuestros sentidos se llenan de música, de fotos que nos recuerdan esos trajes de terciopelo y raso, de rollicos de vino y como no, el sentido del olfato, que lo embriagamos del fragante olor de la alábega. Durante estos días todas las casas de Villena tienen al menos una de estas macetas, pero qué sabemos de esta planta tan propia y que forma parte de nuestra cultura.
Esta planta del género Ocimum, tiene muchos nombres entre los más conocidos el que le damos en Villena, alábega, pero también se conoce como alfábega, albahaca, hierba de la reina, incluso basílico, que es el epíteto específico de una de las alábegas cultivadas en España O. basilicum y que etimológicamente significa “principesco”. La otra de las alábegas que se cultivan es de hojas más pequeñas y corresponde a la especie O. minimum. Son plantas anuales que pertenecen a la familia de las labiadas, como muchas de las plantas aromáticas, cuenta con alrededor de 50 especies. Aunque, la consideremos tan “nuestra” su origen está muy lejos, es oriunda de las zonas tropicales de África y de Asia, y en sus lugares de origen también ha sido profusamente cultivada, por las numerosas virtudes y usos que de ella se ha hecho desde la antigüedad. No se sabe muy bien como llegó la planta a los países mediterráneos, pero parece que desde Asia se extendió hasta Egipto, donde se tiene documentado que no solo se utilizaba como condimento en la cocina, sino que también se usaba para los embalsamientos. El padre de la Botánica el griego Teofrasto (s. III a. C.), ya la cita en su obra botánica Historia Plantarum, por lo que griegos y romanos, sobre todo estos últimos, difundieron la planta por toda Europa. Pero, aunque lleva siglos cultivándose, es una planta que no se ha naturalizado, y hay que seguir cultivándola.
Asociada a estas plantas hay una gran simbología sagrada, en la India, país de origen, esta planta es conocida como Tulasī, aunque en este caso se trata de O. tenuifolium y es consagrada a dioses como Vishnu. Esta simbología también llega a occidente, y con ella se veneran a algunas Vírgenes, como es el caso de Villena y nuestra patrona la Virgen de las Virtudes. Los romanos también le daban una simbología y la consideraban la planta de los enamorados. De entre todas las regiones españolas, el levante es donde se encuentran más ejemplos de estos usos simbólicos de la planta y de su cultivo, ya en el siglo XVI, Gregorio de los Ríos, el primer español que hizo un tratado de jardinería escrito en castellano, señalaba que. “ …los valencianos se deleitan mucho en cultivar esta planta…”, es posible también que como es una especie que no aguanta muy bien las heladas esta zona es más propicia para su cultivo. Pero la realidad es que, incluso hay pueblos valencianos como Bétera, que se cultivan estas plantas para cuando llegan las fiestas hacer un concurso de cuál es la planta más alta y hermosa.
Los usos y virtudes de la alábega son numerosos, además de todo lo comentado, se ha usado en fabricación salsas, de licores, como insecticida para ahuyentar moscas y mosquitos. Su aceite esencial con un alto contenido en estragol se ha utilizado de calmante. Estimulante de la memoria y una infinidad de virtudes más que se le achacan a esta planta, por esta razón no ha dejado de cultivarse durante tantos siglos en todas las partes del mundo donde ha llegado.
En definitiva, pólvora y alábega son los olores de fiestas que todos estamos deseando volver a mezclar en nuestra pituitaria, esperaremos con calma, a las próximas, pero mientras tanto, seguiremos escuchando…¡Día 4 que fuera! y lo pasao, pasao.