El Bar Amable reabre sus puertas

El Bar Amable, ubicado en la calle José María Soler de Villena, ha reabierto sus puertas. Después de años cerrado y de pasar por diversas direcciones, un sobrino del anterior propietario Remigio Ibáñez y nieto de la primera generación que inició la andadura, Amable Ibáñez, ha decidido ponerse al frente de este establecimiento de hostelería, que en la década de los 40, 50 y 60 del siglo pasado fue todo un emblema.

Javier Cuchillo es el gerente del renovado bar-cafetería que ha retomado el nombre con el que la empresa inició su andadura en el siglo pasado, primero como bodega y más tarde, como tasca. En la bodega de Amable se vendían vinos, licores, vermouth, mistelas y según el anuncio publicitario que la familia guarda entre los vestigios del establecimiento se daba “un esmerado servicio y buen surtido de tapas”. Y esa es la impronta que Javier quiere imprimir a su establecimiento. El mimo a los clientes y las tapas son las enseñas de la casa.

La propuesta quiere abrirse camino entre la oferta de restauración con desayunos, almuerzos, comidas y cenas y tapas para compartir. En su carta, platos como el chuletón de tomate o los minicucuruchos salados son del agrado de la clientela y el boca-oreja de la reapertura del establecimiento ya ha atraído a nuevos comensales a la barra, mesa y terraza de Bar Amable.

Con Javier en la barra y Nuska en la cocina, Bar Amable no sólo vive del recuerdo de la bodega familiar, aunque sus paredes están llenas de estas fotografías. La amplia experiencia de esta pareja en el sector de la hostelería le avalan un buen futuro.
Tras una larga trayectoria en restaurantes de Madrid, el coronavirus les hizo pensar en Villena como un buen lugar donde asentarse y poder empezar una nueva aventura empresarial. Ahora la idea se ha hecho realidad y cada día abren las puertas del Bar Amable.