Los festeros, los protagonistas de la Entrada a pesar de la lluvia
- 11 mayo, 2010
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Los festeros de Biar, sobretodo los capitanes, miraban al cielo desde el 8 de mayo. Las nubes amenazaban la Entrada y – la posibilidad de que lloviera- era el comentario entre los festeros, que ya vestidos se preguntaban cuando empezaría la climatología a aguarles la fiesta.
La comparsa de Blanquets abrió la Entrada con su particular boato. Aunque sin capitanía oficial, la comparsa no se resistió a empezar la fiesta como esta se merece. Blavets y Estudiantes siguieron a la primera del bando cristiano. Las calles empezaban a llenarse de público que, a pesar de ser día de hacienda, acudieron a la cita de los moros y cristianos de Biar.
Cuando los Estudiantes ocupaban el circuito festero y la capitanía de los Maseros empezaba su andadura, cayó la gran tromba de agua. Al filo de las seis y media, se paralizaba el acto, que se retomaba media hora después. Festeros y público se refugiaban donde podían, mientras la lluvia, un año más, hacía acto de presencia desluciendo la fiesta. Pero, en esta ocasión, a pesar de su intensidad, sólo arruinó la ilusión de los festeros durante escasos treinta minutos.
La capitanía de la comparsa de Labradores puso en escena todo un cuadro costumbrista de las labores campesinas y de un antiguo oficio: el de “hacer tejas”, que llevaba a algunos biarenses fuera de su poblaciones durante unos meses, en épocas de hambre.
Tras ellos llegó una capitanía mora, la de los “Vells” sin grandes fastos. Su espectacular ssencillez fue alabada por su buen gusto. Los nietos de los “guardeses” de las banderas supieron respetar el espititu de la comparsa con un boato de tintes árabes. No podía falta a la cita con La Entrada el sangriento “numeret” de esta comparsa. Visceras y palos provocaron la repulsión de más de uno en el público. El “numeret”, una vez más, no dejo impasible al público asistente.
Tariks y “Moros Nous” cerraron una Entrada donde, a pesar de la lluvia, los festeros fueron los protagonistas. Los nietos de “Varó” recordaron a su abuelo todos en una piña abriendo la comparsa la que él perteneció. Una capitania emotiva en la que predominó el rojo.
El Ave María y el “Cantó del Gallo” brillaron en una noche apacible como antes lo hacían el centenar de hogueras que alumbraban el camino de la Virgen desde su santuario hasta la parroquía. La humedad provocó que fuese complicado encenderlas, pero el fuego debía faltar a la cita con las fiestas patronales. Al llegar la “Mare de Deu” de Gracia al casco urbano, un castillo de fuegos artificiales le recibía. En su subida al trono, un multitud de biarenses le acompañaba emocionados, por el acto de mayor calado religioso de este inicio de las fiestas.
A partir de hoy, 11 de mayo, las fiestas de Biar se vuelven más intimas. No obstante, esta tarde tiene lugar uno de los actos de mayor tradición y que hace que la fiestas de Biar sean particulares: es el “Ball de les espies”.