Nuestro gozo en un pozo

  • 13 abril, 2016
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Nuestro gozo en un pozo

La rotura del pozo San Francisco se ha convertido en un asunto con el que atacarse entre partidos políticos, algo que desde mi opinión celebro en parte, porque eso beneficia a la ciudadanía al ampliarse la información. Sin embargo, el pozo sigue igual, sin repararse, perjudicando a Villena.

Digo Villena porque afecta tanto al dinero que paga cada persona de Villena con sus impuestos como al territorio por una ineficaz gestión del agua de la que disponemos y no es infinita. Resulta que si pagamos por sobreexplotar el agua que gestiona la Comunidad de Regantes de Huertas y Partidas, agotamos las reservas de los acuíferos de Villena, mientras otras reservas son inutilizadas como la del pozo San Francisco y el pozo de las Ánimas.

Si tal como dijeron representantes municipales, el coste mensual de comprar agua a la Comunidad es de 12.000 euros al mes, y la rotura se produjo en septiembre, la cantidad que hemos pagado hasta ahora son 84.000 euros, y si no se soluciona nada hasta junio como acaba de confirmar el alcalde, sumarían 108.000 euros. Un dinero que quizás, contemplando el calibre de las reparaciones necesarias para el pozo, ya hubieran servido para pagarlas sin tener que tirar de ninguna subvención extra.

A mi parecer, tanto “actuar de manera global en la red de abastecimiento y distribución de agua de la ciudad”, “construir un nuevo pozo al lado del actual”,  “introducir una nueva camisa en el pozo y reducir el tamaño de la bomba”, no contempla todas las soluciones posibles, y que quizás se podría investigar también un poco más en el coste real, quizás así se encontraría una solución viable, barata y rápida. Porque eso es otra, del comienzo de la reparación hasta finalizar la obra puede pasar mucho tiempo, lo que sumarán más meses de pago a la Comunidad, posiblemente, hasta más allá de junio, aún empezando inmediatamente.

Propongo al Ayuntamiento, haciendo gala de transparencia, abrir a consulta ciudadana un informe (si hay), de los técnicos de Aqualia y Diputación, y así, junto a la ciudad, manejar las opciones reales disponibles, para acometer una decisión de manera urgente. Devolvamos al agua su categoría de bien común, tanto en su extracción como en su gestión.

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