Homenaje a la amistad

  • 7 diciembre, 2015
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Homenaje a la amistad

Quiero hacer un homenaje a la amistad, uno de los valores que desde muy pequeña me transmitieron mis padres.

Sí sabes elegir bien a tus amigos, tendrás un tesoro, solía decirme mi padre. Y os puedo asegurar que  él sabía de qué hablaba.

Hace más de 50 años que mi padre empezó a juntar las piezas que se convertirían en las joyas de ese tesoro. A mediados de los años 50 los amigos surgían del vecindario, de parientes cercanos, y  de la escuela si tenían la suerte se asistir. Las calles eran el terreno de juego y esos juegos muy diferentes a los de ahora, jugaban a cazar gorriones, a píndola, a las bolas, la estornija ,  al burro, etc. Y poco a poco se iba fraguando esa amistad.

Mi padre, Pepe Más (el marqués), y sus amigos, Paco Martínez (el del Puntal), Vicente Mico (de la Vereda), Pepe Espinosa (el quinto), Toni  Mas (el marqués), Pepe Sánchez (el de la seat), José Vicente Rico (el Rico), y Pepe Garcia  (el del barrio) formaron un grupo al que llamaron

“Los jóvenes caníbales”

Con la llegada de la adolescencia llegó  la inquietud por las chicas, hasta que cada uno encontró su media naranja, y así se consolidó la típica cuadrilla de pascuas. Siendo las afortunadas  Pepita, Pilar, Emilia, Rosario, Paquita, Ana y Juani.

Durante esta época muchas son las anécdotas a recordar, los locales, el picú, las meriendas, la cola del avenida,  son tantas y tantas las cosas que podría contar, que  es posible que nos dieran las uvas, porque esta cuadrilla disfrutaba y disfruta de lo lindo cuando está reunida. Cabe destacar que hubo un día que coincidieron dos bodas de la cuadrilla, Toni  y Ana en la mañana y Paco y Pepi por la tarde, y con la emoción  del momento al término de la boda del primero decidió  mi padre vestirse de novia con el traje de la recién  casada, y personarse en la iglesia del segundo, del brazo de su amigo Pepe (el de la seat), los invitados al verlo, pensaron que llegaba la novia y se quedaron a cuadros cuando a mitad de pasillo nupcial  salió corriendo de la iglesia. Y  como esas muchas más que para escribir un libro hay.

A finales de los setenta llegaron  a vivir al lado de mi casa un matrimonio de Gallegos y mi padre no dudó en integrarlo en su cuadrilla, estos no se opusieron y como si se conocieran de toda la vida los acogieron completando así  con Raúl  y Olimpia la cuadrilla.

Los años pasaron y llegamos nosotros “los nenes”, y de está época os puedo contar mil y una anécdotas,  pues además  de haberla vivido, forma parte de  los mejores recuerdos de mi infancia que guardo en mi memoria.

Las pascuas en La casa de la Vereda  sin duda es uno de ellos, allí, año tras año pasábamos estas fechas, nos lo pasábamos pipa en aquel lugar, disfrutábamos  como indios, corriendo por la calle con las bicicletas, jugando al escondite en el almacén, haciéndonos cabañas con las cajas de manzanas, cogiendo regalicia, y renacuajos en la pila del motor.

En la casica merendábamos, y comíamos todos juntos los niños y los mayores, así pasábamos nuestras pascuas, en cuadrilla con nuestros padres.

Algo que es difícil de olvidar son las noches viejas, mis padres y sus amigos solían celebrarlas juntos, en el Puntal, en la Vereda o en casa de Pepe pero siempre juntos, así recuerdo yo mis noche viejas  con el chándal viejo del  colegio, aquel modelo azul marino con rayas blancas a los lados, con el cotillón ,  bailando, jugando y riendo de las bromas que los mayores hacían , sin duda alguna uno de mis más dulces recuerdos.

Los  años fueron pasando y llegado el  momento de celebrar las bodas de plata, todos a una como en fuenteovejuna las celebramos por lo más alto, cada una con una temática distinta, y disfrutamos de lo lindo con los preparativos y con las celebraciones , porque si a algo nos enseñaron fue a disfrutar y  pasarlo a bien.

Es sorprendente ver como fueron calando poco a poco  estos valores en nosotros sus hijos, llegando a formar nuestra propia cuadrilla de “nenes” fuera del núcleo de los padres y pasando años verdaderamente inolvidables.

La vida ha ido pasando y aquellos niños que vieron comenzar su amistad allá  por los años cincuenta hoy están a punto de cumplir 70 años de edad, y para felicitarles he querido hacer este pequeño homenaje a esa amistad que sigue intacta, porqué  me llena de orgullo ver como disfrutan de sus almuerzos, del subastao ,  de las pascuas, de las noches viejas, de la tribuna de fiestas.

Si algo he aprendido yo de mi padre es que los verdaderos amigos son para toda la vida, pues él lleva toda la vida con sus verdaderos amigos.

Hay una frase que dice: Quién encuentra un amigo, encuentra un tesoro. Pues mi padre encontró el suyo y al hacerlo también encontró de alguna forma una parte del mío,  pues yo también me siento parte  de ese pequeño tesoro. Gracias por vuestra amistad JÓVENES CANÍBALES.

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