Carta abierta a Amado Juan Martínez, concejal del PP

  • 26 septiembre, 2014
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Cualquiera que haya abierto un frigorífico con un buen trozo de pescado pasado dentro, sabrá que el olor que desprende, aún cuando el pescado ya ha desaparecido, impregna el ambiente de forma desagradabilísima. Quizá con la política pase como con el pescado… Hace mucho tiempo que algo huele a podrido. El hedor alcanza todos los rincones, e impregna incluso a quienes actúan honradamente y de buena fe.

Las diferencias insalvables que nos encontramos casi a diario en política (especialmente, local), suelen ocultar más intereses partidistas y electorales que ideológicos. Porque, díganme ustedes ¿Qué es más de izquierdas soterrar o alejar? ¿Qué es más de derechas, el puerto seco o la circunvalación sur-oeste? Uno tiene la sensación de que el interés general genera cierto desinterés en el desarrollo de la actividad política. (Sensación muy extendida, a tenor de las opiniones recogidas en conversaciones de café y solecico)

A quien entra en política se le recibe, a priori, con recelo y suspicacia (“Algo querrá”, “Otro a vivir del cuento”) Estos prejuicios son tremendamente injustos cuando, para la amplísima mayoría de gente que nos dedicamos a eso de ser concejales, el servicio a los demás es un principio moral fundamental.

Todo esto viene a cuento de que Amado Juan Martínez tomó posesión anoche de su cargo como Concejal de la Corporación de nuestra Ciudad.

Bienvenido, Amado Juan, a un mundo ingrato, raramente satisfactorio y duro. Y digo bienvenido, a pesar de lo oscuro que lo pinto, porque no me cabe la más mínima duda de que vas a dejarte la piel por esta ciudad, a la que adoras. Porque me consta que asumes el cargo después de haber reflexionado profundamente, y lo haces con las premisas de honestidad, trabajo y cariño que has demostrado sobradamente y de las que haces bandera día a día. La política local, me lo enseñó mi amigo y maestro Pepe Ayelo, es probablemente la más dura y difícil de las formas de hacer política. Pero es, también, la que más engancha, porque es la que te permite, de verdad, ayudar a tus vecinos.

Desde la diferencia ideológica (esta sí, insalvable) y el cariño fraternal, muchas gracias por asumir el reto. Que tus éxitos sean muchos, porque serán los de Villena.

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