Los secretos del Cabezo Redondo

  • 24 junio, 2013
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Los secretos del Cabezo Redondo

Uno de los primeros y más importantes hallazgos de la campaña 2013 de las excavaciones arqueológicas, que anualmente se realiza en el yacimiento del Cabezo Redondo de Villena, es un molino de harina al completo. La piedra sobre la que se coloca el trigo y la otra que se desliza sobre ella parece un pobre descubrimiento comparado con la pulsera y los clavitos de oro que se desenterraron el pasado año y sin embargo desvela varios de los enigmas que todavía guarda el poblado.
Una de las preguntas  en el aire era por qué los restos dentales humanos estaban tan erosionados. Virgina Barciel, arqueóloga, relata que “gracias al molino hemos visto que a la vez que molían el trigo erosionaban la piedra” y el producto final era una harina con sedimiento arenoso que al masticarla deterioraba los dientes.
“El Cabezo Redondo ofrece muchos retos para los estudiosos” asegura Mauro Hernández, profesor de Arqueología en la Universidad de Alicante y director de la excavaciones. “¿Dónde entierran a sus muertos?, ¿continúa el poblado al otro lado de la ladera ?, ¿porqué las casas son tan grandes?” son algunas de las preguntas que no tienen respuesta y que espera que las excavaciones le revele en los próximos años.

Campaña de excavaciones
Las excavaciones se han centrado en tres cortes distintos, así se lo han explicado los investigadores a los asistentes que han acudido a las XVII Jornadas de Puertas Abiertas del Cabezo en las que cada año los arqueólogos les explican los avances conseguidos en este yacimiento fechado entre 1.300 y 1.600 a.c y único en la península ibérica.
Unas jornadas, que se iniciaron ayer, continúan hoy, y que ofrecen talleres  didacticos sobre arqueología, visitas al Tesoro en el museo y una ruta guiada en el propio yacimiento.
Quince son los estudiantes de Grado de Licenciatura y del Máster de Arqueología de la Universidad de Alicante que durante dos semanas excavan el poblado, bajo las ordenes de los co-directores del proyecto de excavación, Mauro Hernández, catedrático de Prehistoria y Gabriel García, profesor ayudante y Virginia Barciel, arqueóloga colaboradora.
Las excavaciones, además de servir para el estudio, se encaminan a crear un parque temático de la Edad del Bronce, que muestre cómo se vivía. Así, diseñan circuitos, idean huertos donde plantar cereales y plantas autóctonas y ahora Mauro Hernández proyecta una ruta del yeso, saneando la cantera y recuperando los hornos de este material. 

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