Queridos Reyes Magos, dos puntos

  • 4 enero, 2013
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Queridos Reyes  Magos, dos puntos

Ya sé que el año pasado falté a mi cita y que el anterior os envié un correo electrónico de esos que vienen  de serie,   totalmente impersonal  y aséptico. Es que no me dio tiempo de más.  

Por eso solicito de sus majestades el perdón y  espero tener su  comprensión. Como oveja perdida que vuelve al rebaño he redimido mi falta y este  año me he dejado de  tecnológicas felicitaciones para volver a la carta, al sobre y al sello.  

Y con la misma emoción de cuando no conocía internet  he inundado los buzones de mis familiares y amigos de postales navideñas de las de toda la vida con una sana intención: dar a mis seres queridos la oportunidad de encontrar en su buzón una carta que no sea la del banco con sus  recibos  y detalles de domiciliaciones varias. ¡Qué carajo,  una carta llena de buenos deseos y felicitaciones! Al fin y al cabo es una red social pero a la antigua usanza. No hará falta que les cuente a sus altezas reales lo jodido que está el patio.

Pensaba yo que viniendo de donde  hasta la fecha se decía  que venían,  sus majestades se habrían salvado de esta  dichosa  crisis. Pero  ahora  Su Santidad se ha despachado con el descubrimiento de que el Oriente del que proceden Sus Majestades está más  o menos por el sur de España.  Pues este año el Belén me va a quedar de lo más  rarito, sin mula ni buey en el pesebre y con sus majestades tocados con sombrero cordobés y montados a  caballo, eso sí, de Jerez.

Por si acaso también les han    aplicado los severos recortes propios de los tiempos que corren, no les pido nada, para evitarle a  sus realezas  el trago de tener que contestar a mi carta recordándome lo de la austeridad o diciéndome  aquello de que no se puede gastar lo que no se tiene. Eso ya me lo dice D. Mariano un día sí y otro también. No se angustien sus majestades.

Este año, y sin que sirva de precedente, con cualquier cosica nos conformamos. Todo nos va a venir bien, hasta el carbón. No  le vamos a hacer ascos a nada.

Un favor si solicitaría de sus majestades: que cuando emprendan el camino de regreso a ese lejano lugar del que proceden, sea  de donde sea, no se vayan de vacío. Aunque no sean muy buenos compañeros de camino, podían sus majestades llevarse los recortes, las privatizaciones, las destapadas y las encubiertas, a algunos ministros, si me admiten la sugerencia especialmente  a los de sanidad, justicia y educación.  

Y a su jefe, por supuesto, al Registrador-Presidente del Gobierno. Llévense algunos cuantos cargos autonómicos. Llévenselos y si puede ser apriétenles las clavijas hasta que paguen lo que deben.  

Llévenselos por malos, por derrochones, por irresponsables.  Llévense a los consejeros de la Cam que no tenían ni idea de economía pero sí de poner el cazo, y bien puesto. Y llévense al jeta de la patronal que decía que lamentablemente había que trabajar más y cobrar menos mientras el tío se forraba a base de chanchullos. Llévense el tasazo, el medicamentazo, el copago.  Llévenselos. Con eso, con dejar la era limpia y con un poco de esperanza que nos dejen bajo el árbol, yo ya me doy con un canto en los dientes.  

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