50º Aniversario (I)

  • 14 enero, 2025
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50º Aniversario (I)

Estamos de conmemoración en 2025. El motivo es recordar el fallecimiento del dictador Franco. La Historia es justamente eso: no olvidar para no intentar repetir episodios dramáticos a sabiendas que no siempre se consigue.

El pueblo español aprobó la Constitución de 1931, que fundamentaba un sistema político y económico -se pensaba- suficiente para garantizar una vida material y cultural mejor para la ciudadanía. Malogradamente, en julio de 1936 surgió un bando rebelde contra ella protagonizado por quienes habían dirigido el país durante muchos años, gozaban de privilegios y temían -sin muchos fundamentos- que la nueva España republicana se los iba a menguar e, incluso, quitar. Era un bando formado por la burguesía antidemocrática, militares de alto rango, la Iglesia católica -con pequeñas excepciones- y gente joven integrada en milicias paramilitares. 

A favor de la Constitución -no sin diferencias- estaba el bloque nacional: militares y fuerzas del orden patriotas, mujeres y hombres engrosadas en el movimiento obrero industrial y rural, en grupos de mentalidad democrática o en opciones autonomistas de clase media. Este bando tuvo por debilidad su escasa preparación bélica -por razones obvias- y el escaso apoyo internacional -resaltando el de Francia y Gran Bretaña que decidieron abstenerse en todos los sentidos-. La ayuda soviética nunca fue suficiente para la victoria sino útil para la resistencia, para la defensa de la España democrática.

Por su parte, el bando rebelde tampoco las tenía todas consigo por lo que necesitó -incluso antes del golpe de Estado- la colaboración de la Alemania nazi y de la Italia fascista que participaron con entusiasmo porque quisieron utilizar el suelo español para sus ensayos militares en una -como así fue- posible confrontación bélica.

Como es sabido la victoria cayó en el bando rebelde con Francisco Franco como líder indiscutible. Hasta 1975 fue dueño de España. El país era suyo, al igual que sucedía con los monarcas absolutos en los siglos anteriores y volvió a imponerse -a sangre, fuego y humillación- el orden natural de la sociedad, con una elite dirigente que no solamente mantuvo sus tradicionales privilegios, sino que los incrementó con la dictadura.  De hecho, fue el propio Franco quien manifestó pública en 1942 que nuestra Cruzada es la única lucha en la que los ricos que fueron a la guerra salieron más ricos. 

Fernando Ríos Soler.

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