Hablemos de fiestas… Hablemos del “pimiento”

  • 4 septiembre, 2024
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Hablemos de fiestas… Hablemos del “pimiento”

Todos aquellos que conozcan mi trayectoria estudiantil, y teniendo en cuenta que son fiestas de septiembre, quizás estén pensando que aquí voy a dedicar unas palabras al icónico personaje “El Pimiento”, del cual, ya se ha escrito y hablado ampliamente en las crónicas de la Comparsa de Estudiantes. Y es que, sin exagerar, fue uno de los responsables de que la Comparsa no desapareciera cuando eran cuatro gatos. Pero no soy yo la encargada de ensalzar las valías de este personaje sin par, porque como diría aquél: yo he venido a hablar de plantas. 

Aunque habitualmente suelo hablar de las plantas silvestres para que la ciudadanía conozca los tesoros que encierran nuestra naturaleza más próxima, en esta ocasión, y como estamos en septiembre –y ya se sabe, que en estos días todas las conversaciones giran en torno a un único tema–, ¡qué le vamos a hacer!… Hablemos de fiestas. 

Elegir el momento festero más importante para mí es tarea complicada porque tengo muchos; pero, si hay uno que espero con gran deleite ese es el almuerzo del día 5. Es el pistoletazo de salida de un día largo, intenso, plagado de emociones y, cómo no, agotador… Por ello, el almuerzo te prepara para lo que ha de venir. 

El almuerzo villenero contiene siempre los mismos ingredientes: longaniza, tocino, huevo frito, patatas al montón, pimiento y sardina salada; aunque últimamente nos encontramos que, en algunas comparsas como la mía, han eliminado la sardina, no sé si por precio o por la moda “healthy”, pues tanta sal no debe ser muy buena para el organismo. Afortunadamente, la parte vegetal de este singular manjar nunca falta, se me hace la boca agua pensando en esas patatas al montón con sus “ajicos” y el pimiento blanco, una de las variedades propias de Villena y que se está trabajando para que no desaparezca. 

El pimiento forma parte de la familia de las Solanáceas, como la patata, el tomate y un largo etcétera. Pertenece al género Capsicum L. del cuál se cultivan cinco de sus más de 25 especies silvestres. En España se comercializan 119 variedades que provienen de la especie Capsicum annuum L. Esta planta tiene su origen en las zonas andinas entre Perú y Bolivia, en América del Sur, desde donde se dispersó hacia zonas más meridionales. Entró en Europa desde España de la mano de Cristóbal Colón, en 1493, como muchas plantas del Nuevo Mundo que llegaron para quedarse. Desde aquí se extendió, en el siglo XVI, por toda Europa y África, hasta ser cultivada en todos los continentes. 

Como todas las hortalizas, el pimiento tiene su pariente más próxima en una especie silvestre actualmente no desaparecida; pero la apariencia de la planta silvestre siempre suele estar muy alejada de la cultivada, ya que ésta ha sufrido siglos de selección y mejoramiento por parte de los agricultores. En este caso, lo que ha sido objeto de mejora es el fruto, una baya hueca de color verde en su estado inmaduro que vira al rojo cuando está maduro. Y aquí aparece la primera de las sorpresas: el pimiento verde es el mismo que el rojo y sólo se diferencian en su estado de maduración. Por eso existen esos pimientos “entreverados” que se recogen en estadios intermedios. El pimiento verde tiene un sabor más agrio frente al dulzor del pimiento rojo, que se debe a su enriquecimiento en azúcares a medida que madura.

El pimiento blanco es una variedad de la misma especie que ha sido seleccionada, cultivada y conservada durante decenas de años por agricultores villeneros. Esta planta da unos frutos que, en su estado inmaduro, tienen una tonalidad verde clara y es entonces cuando se recolecta y se consume; esta variedad está muy bien adaptada al clima local. El picor de los pimientos también está muy relacionado con su estado de maduración; así pues, los pimientos de Padrón –esos que “unos pican y otros no”– serán más o menos bravos dependiendo de lo maduros que estén cuando se recojan.

No vamos a enumerar aquí la gran cantidad de cultivariedades (variedades de cultivo) que dan esa inmensa variación de formas y colores en los pimientos. Pero, viendo este ejemplo nos podemos hacer una idea de las posibilidades que las plantas han tenido y tienen para la agricultura y, por ende, para la alimentación humana. Y, aunque no seamos conscientes de ello, uno de los problemas que aquejan a nuestro tiempo es la seguridad alimentaria, en el sentido de conservar variedades que sean resistentes y que en el futuro pudieran salvarnos de una hambruna.

Las tradiciones forman parte de nuestra idiosincrasia y los villeneros, que somos muy de tradiciones, seguiremos manteniendo esos pimientos blancos en nuestros campos y nuestros almuerzos.  Y, si se me permite, me gustaría reivindicar aquí “la sardina”, que sí, sube la tensión, ¿pero es que el tocino no sube el colesterol? Moderación, eso es lo importante en la vida; todo con moderación… Y ya lo dice el refrán: ¡Una vez al año no hace daño!

Pues lo dicho, a disfrutar de las fiestas y sus almuerzos… y todo con moderación.

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