La Red Natura 2000 en Villena

  • 6 junio, 2024
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La Red Natura 2000 en Villena

El mes de mayo es el mes de las flores en nuestra latitud, pero en los últimos años estamos sufriendo sequías tan extremas que a las plantas les cuesta florecer. El problema es que muchas de ellas, si no florecen en mayo ya no florecerán ese año y poco a poco irán desapareciendo por falta de renuevo. Y este fenómeno parece que es imparable e irreversible. Pero no seamos tan pesimistas, confiemos en la resiliencia de la Naturaleza, porque siempre hay algunas especies que, pese a las adversidades, siguen floreciendo para anunciarnos que ya está aquí “mayo florido y hermoso”. 

Por esta razón, en el mes de mayo se agolpan las celebraciones dedicadas a la biodiversidad. De todas ellas quiero centrarme en una que se conmemoró el día 21 de mayo: el Día Europeo de la Red Natura 2000. Con este nombre –que sonaba futurista en el año 1993, cuando comenzó el proyecto–, los estados miembros de la UE tuvimos el firme compromiso de crear una red de espacios naturales para su conservación. La realidad es que han pasado 24 años de ese “deadline”, esa fecha límite, y la memoria colectiva está olvidando o ya no conoce la existencia de esa red de espacios importantes para el medio ambiente. 

La Red Natura 2000 incluye áreas de conservación de la biodiversidad, que incluyen Zonas Especiales de Conservación (ZEC) y Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Y aquí comienza un baile de iniciales que a veces se convierte en un galimatías que nos desvía la atención de lo verdaderamente importante: la protección de la Naturaleza. Es por ello que voy a intentar desentrañar estos conceptos. De las ZEPA –las zonas de protección para las aves–, en Villena tenemos reconocidas cuatro: Moratillas-Almeda; la Sierra de Salinas; Maigmó i Serres de la Foia de Castalla y els Alforins (los “alorines” para los de Villena); en todas ellas participa con mayor o menor extensión el término municipal. Pero centrémonos en las ZEC; lo primero que tenemos que saber es el significado de un LIC, porque en ocasiones ambas siglas se utilizan indistintamente, aunque tienen un matiz de variación muy importante. Los LIC (Lugares de Importancia Comunitaria) son el resultado de los estudios de los hábitats y los que eligió España como lugares de interés para su conservación en nuestro territorio. Estos LIC se enviaron a la Comisión Europea para que se les otorgase el estatus de ZEC, que es cuando pasan a formar parte de la Red Natura 2000. No todos fueron designados como tales y esto ha dado como resultado que haya más LIC que ZEC. Ya os había avisado que el lío terminológico hace difícil la comprensión, pero es muy importante conocer estas diferencias, porque en febrero de año en curso se ha aprobado la Ley de la Restauración de la Naturaleza. Por fin, Europa se ha dado cuenta de que además de proteger hay que restaurar, una actividad que supone una mayor inversión tanto económica como humana. Pero el uso que el ser humano ha hecho del suelo en el “Viejo continente” no deja lugar para el paisaje natural. Esta Ley priorizará las ZEC y la ZEPA en los proyectos de restauración de los lugares de la Red Natura 2000.

En Villena concurren cuatro Zonas Especiales de Conservación (ZEC), tres de ellas compartidas con municipios limítrofes, y son coincidentes con tres de las ZEPA. Pero una de ellas es única de nuestro territorio: LIC-Salero y Cabecicos de Villena (ES5212007). Estas zonas de yesos tienen gran importancia desde el punto de vista natural, ya que alberga, entre otros organismos, varias especies vegetales muy importantes e interesantes Destaca entre ellas nuestro endemismo local, la “jarilla de Villena” Helianthemum bilyanense Serra, J.C.Hern., M.Á.Alonso & M.B.Crespo, junto con otras que hemos mencionado alguna vez en estos artículos, ya sea porque son raras en la Comunidad Valenciana –como Sonchus crassifolius Willd.– o porque están recogidas en los listados de especies catalogadas para su conservación –como Microcnemum coralloides (Loscos & J.Pardo) Font Quer, Senecio auricula Cosson o Frankenia thymifolia Desf.–. Pero hoy vamos a hablar de una planta que, no cumpliendo los requisitos de rareza o endemicidad de las anteriores, es una planta muy importante para estos ecosistemas yesíferos; se trata de la zamarrilla de los yesos Teucrium libanitis Schreb. Es un endemismo de los yesares del sureste peninsular, que se distribuye por las provincias de Murcia, Alicante y Albacete, y que cuenta con algún estatus de protección en nuestras autonomías vecinas. Categorizada como “vulnerable” en Murcia y como “de especial interés” en la Comunidad de Castilla-La Mancha, esta especie tiene la particularidad de ser una de las mejor adaptadas a vivir en los yesos descarnados; hay que entender que la vida sobre los yesos es muy complicada para las plantas y tienen que acomodar su morfología y su metabolismo a ese peculiar ambiente, porque a la presencia de sales en el suelo hay que añadir que éstas son sulfatos, es decir, sales de azufre. Cuando ya nada puede crecer sobre este tóxico suelo es esta planta la que todavía puede sobrevivir. La zamarrilla de los yesos es un pequeño arbustito de no más 30 cm, que pertenece a la familia de las labiadas; como muchas de ellas es aromática, tiene muchos pelos que le dan un aspecto blanquecino algodonoso y esto la ayuda a defenderse de las radiaciones solares y también a mantener el agua atrapada en esta maraña. Sus hojas se asemejan a las del romero, por eso su epitetito específico es libanitis (que es el nombre de varias aromáticas entre ellas el romero); y produce flores blancas con un solo labio inferior típicas de este género Teucrium L. y se aglomeran en densas cabezuelas en el extremo de los tallos.

En un informe realizado por la Universidad de Murcia se indica que “principal amenaza que tiene esta planta y las que viven con ella es “la infravaloración de los terrenos con yesos”; algo con lo que no puedo estar más de acuerdo. A lo largo de los siglos estas tierras prácticamente improductivas, si no es a base de un riego continuado, han estado en el punto de mira de otras actividades menos nobles como los vertederos o, más recientemente, las plantas fotovoltaicas. El conocimiento que hemos ido adquiriendo sobre la riqueza de la flora silvestre autóctona, y sobre la particularidad e importancia de los ecosistemas yesíferos, se ha ido transfiriendo hacia los gestores administrativos y hacia la población en general con proyectos como el de la Red Natura 2000. Pero, aun así, todavía no somos conscientes del valor que realmente poseen, ya que estos cerros yesíferos deberían ser el icono medioambiental de nuestro territorio, pero seguimos sin saberlos valorar. Europa nos lo dice, escuchémosla, y seamos conscientes de que tenemos una: “tenemos un tesoro más a conservar”

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